SOMOS UN PUEBLO QUE ADORA

Cantad a Jehová cántico nuevo;
    Su alabanza sea en la congregación de los santos.

² Alégrese Israel en su Hacedor;
Los hijos de Sion se gocen en su Rey.

³ Alaben su nombre con danza;
Con pandero y arpa a él canten.

⁴ Porque Jehová tiene contentamiento en su pueblo;
Hermoseará a los humildes con la salvación.

⁵ Regocíjense los santos por su gloria,
Y canten aun sobre sus camas.

⁶ Exalten a Dios con sus gargantas,
Y espadas de dos filos en sus manos,

⁷ Para ejecutar venganza entre las naciones,
Y castigo entre los pueblos;

⁸ Para aprisionar a sus reyes con grillos,
Y a sus nobles con cadenas de hierro;

⁹ Para ejecutar en ellos el juicio decretado;
Gloria será esto para todos sus santos.
Aleluya.

(Salmo 149)

Es en el pueblo de Dios en donde la adoración debe ser prioridad.  Es su gente quien debe aprender a reconocer la grandeza, el amor, la gracia y la justicia de quien les ha salvado.  Es su iglesia, aquellos que han sido llamados al arrepentimiento, los que deben cantar y vivir como es digno de su Señor.

Quien prioriza a Dios en su día a día, le adora con su canción, construyendo hábitos que muestren en nosotros el poder de su regeneración, amando por motivos correctos a nuestro conyugue, hijos y padres, sirviendo a quien lo necesite sin importar su condición, dando sin reprochar o exigir; colaborando en promover vida en aquellos que nos rodean; viviendo en la Palabra; perdonando a quien nos lastima; alejándonos de quienes nos enferman emocionalmente; etc.

Somos su pueblo.  Hemos sido comparados con sangre y adoptados en la familia de Dios.  Volvámonos a Él en una vida de adoración que sea digna en Jesús, de la grandeza de nuestro Padre.