BUENOS EJEMPLOS


Entonces Dios le dijo al profeta Jehú hijo de Hananí, que dijera en contra de Baasá lo siguiente:
«Tú eras un hombre sin importancia; sin embargo, te puse a gobernar a mi pueblo Israel. Pero me tiene muy enojado que te has comportado igual que Jeroboam y has hecho pecar a Israel. Por eso voy a destruirte a ti y a toda tu familia. Haré con ustedes lo mismo que hice con la familia de Jeroboam. A los miembros de tu familia que mueran en la ciudad se los comerán los perros, y los buitres se comerán a los que mueran en el campo».
Aunque Baasá destruyó a Jeroboam y a su familia, al final pecó igual que él. Todo lo que hizo Baasá, incluyendo sus triunfos, está escrito en el libro de la historia de los reyes de Israel.
Cuando Baasá murió, lo sepultaron en la ciudad de Tirsá, y después reinó en su lugar su hijo Elá.
(1 Reyes 16:1-7)

A veces pensamos que lo que hacemos, sentimos o pensamos tiene poco efecto a nuestro alrededor.  Pero no es así. Baasá no solo peco contra Dios, sino que un forma de vida hizo que otros también pecaran.

Nuestra forma de vivir lleva a nuestros hijos a pecar con ira, indisciplinas, adicciones, inconstancia, etc.  Promueve en nuestro conyugue muchas veces desesperación, poca fe, celos, mentiras, revanchas entre mucho más.  Hace que nuestros amigos cercanos nos encubran y con ello mientan, abusen, codependen, se revelen, etc.

Lo que somos y hacemos influye en muchos y no lo podemos evitar.  Lo que si podemos hacer es que esa influencia sea positiva y para bien.  Podemos evitar que nuestra vida destruya a otros y robe su fe o esperanza.  Cuidemos nuestra manera de vivir, pues ello puede ser la diferencia para muchos.

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