CAMINEMOS CON DIOS
Bendito sea
Jehová, mi roca,
Quien
adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos
para la guerra;
Misericordia
mía y mi castillo,
Fortaleza
mía y mi libertador,
Escudo mío,
en quien he confiado;
El que
sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Oh Jehová,
¿qué es el hombre, para que en él pienses,
O el hijo
de hombre, para que lo estimes?
El hombre
es semejante a la vanidad;
Sus días
son como la sombra que pasa.
Oh Jehová,
inclina tus cielos y desciende;
Toca los
montes, y humeen.
Despide
relámpagos y disípalos,
Envía tus
saetas y túrbalos.
Envía tu
mano desde lo alto;
Redímeme, y
sácame de las muchas aguas,
De la mano
de los hombres extraños,
Cuya boca
habla vanidad,
Y cuya
diestra es diestra de mentira.
Oh Dios, a
ti cantaré cántico nuevo;
Con
salterio, con decacordio cantaré a ti.
Tú, el que
da victoria a los reyes,
El que
rescata de maligna espada a David su siervo.
Rescátame,
y líbrame de la mano de los hombres extraños,
Cuya boca
habla vanidad,
Y cuya
diestra es diestra de mentira.
Sean
nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,
Nuestras
hijas como esquinas labradas como las de un palacio;
Nuestros
graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;
Nuestros
ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros
campos;
Nuestros
bueyes estén fuertes para el trabajo;
No tengamos
asalto, ni que hacer salida,
Ni grito de
alarma en nuestras plazas.
Bienaventurado
el pueblo que tiene esto;
Bienaventurado
el pueblo cuyo Dios es Jehová. (Salmo 145)
Quien ha
aprendido a caminar con Dios puede disfrutar de una vida segura y feliz. La vida que vale la pena vivirla, que da
buenos frutos, en la que se puede vivir seguro y por seguro se puede estar
confiado, es el resultado de priorizar a
Dios en todo tiempo, de caminar a su “ritmo” de darle a las cosas la
importancia que El les da y hacer de su Palabra la verdad mas importante y
valiosa.
Quien
camina con Dios no teme, no se estresa, no se impacienta, no deja que la desilusión
gobierne su vida, pues su compañía y amistad le llenan de seguridad y protección
en el tiempo malo y le levanta cuando tropieza y cae.
Caminemos
con Dios cada día pues nada es mejor que conocerle, ser su amigo y disfrutar de
su protección.
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