¿CONFIAS EN DIOS?
Dios mío,
tú sabes que soy inocente,
defiéndeme de los que no te aman,
pues sólo mienten y hacen lo malo.
2 Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazaste?
¿Por qué debo andar triste
y perseguido por mis enemigos?
3 Que tu verdad sea nuestra luz
y nos guíe hasta tu templo,
el lugar donde tú vives.
4 Así me presentaré ante tu altar,
y allí te alabaré
con música de arpas,
pues tú eres mi Dios,
¡tú me llenas de alegría!
tú sabes que soy inocente,
defiéndeme de los que no te aman,
pues sólo mienten y hacen lo malo.
2 Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazaste?
¿Por qué debo andar triste
y perseguido por mis enemigos?
3 Que tu verdad sea nuestra luz
y nos guíe hasta tu templo,
el lugar donde tú vives.
4 Así me presentaré ante tu altar,
y allí te alabaré
con música de arpas,
pues tú eres mi Dios,
¡tú me llenas de alegría!
5 ¡No hay
razón
para que me inquiete!
¡No hay razón
para que me preocupe!
¡Pondré mi confianza
en Dios mi salvador!
¡Sólo a él alabaré! (Salmo 43)
para que me inquiete!
¡No hay razón
para que me preocupe!
¡Pondré mi confianza
en Dios mi salvador!
¡Sólo a él alabaré! (Salmo 43)
¿Qué te inquieta? ¿Qué aún no
termina la quincena y las monedas cada día son menos? ¿Qué a tus hijos no están
siendo responsables en sus estudios? ¿Qué no te sientes amado como antaño? ¿Qué
no están reconociendo tu trabajo? ¿Qué no puedes adquirir los bienes de consumo
que deseas? Cual quiera cosa que nos
inquiete por muy piadosa que esta sea, siempre dejará ver que no estamos
confiando en Dios.
Cada vez que perdemos el sueño
por preocupaciones, cuando el apetito se va a causa del mucho estrés, cuando
nos desesperamos porque las cosas no salen como deseamos o cuando nos sentimos
frustrados a causa de que creemos que no estamos viviendo lo que hemos
planeado, sin duda es porque nuestra confianza esta en muchos otros menos en
Dios. Poner nuestra esperanza en los
amigos, los padres, los hijos, el ser amado, etc. Sin duda nos hará sentir bien
por un rato pero a la larga traerá dolor.
Nadie, absolutamente nadie fuera de Dios nos puede proveer de una vida
cierta. Sólo Él es el único capaz de
darnos seguridad cuando el dinero es poco, cuando pasamos tiempo de enfermedad,
cuando el asunto con los hijos no funciona o cuando el matrimonio empieza a ser
lo que no deseamos.
Fuera de Dios siempre habrá
incertidumbre, el camino será oscuro, la esperanza de buenos tiempos será escaza
y el presente y futuro inciertos sin duda alguna. Dejemos de confiar en aquellos que como
nosotros necesitan confianza. Mejor
aprendamos a poner nuestra esperanza en Dios y así podremos disfrutar de una
vida segura hoy y por la eternidad.
Comentarios
Publicar un comentario