NO HAY FELICIDAD EN EL ENGAÑO

Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad,
Y en cuyo espíritu no hay engaño. (Salmo 32:2)

Con que facilidad fingimos. Que con ligereza hacemos cosas buenas con intereses bastante obscuros.  Hemos hecho del engaño y del auto engaño un arte.  Pretendemos con ello ser felices, sin embargo tarde o temprano el dolor nos alcanza.

No hay felicidad en la mentira, ni en la manipulación y mucho menos en los intereses ocultos.  Sin embargo desde muy temprano en nuestra vida aprendimos a ocultar la verdad y con ello evitar el dolor, la exposición de nuestro interior y poder reír un poquito más.  Sin embargo el salmista nos insiste que no hay felicidad en la vida falsa.  El histrionismo aparentemente nos saca de muchos problemas pero la realidad es que al final nos hace vivir de manera distorsionada.  La felicidad es el resultado de no ocultar, es la consecuencia natural de vivir con transparencia, es la respuesta de Dios para aquellos que están dispuestos a vivir como él vive.  Dios no hace lo bueno porque obtenga renta por ello, sino porque esa es su naturaleza.  No finge, no manipula para obtener aplausos.  Quien desee ser verdaderamente feliz debe aprender a vivir de esa forma.  No se trata de hacer lo bueno ante los ojos de los demás mientras se ocultan motivos nada correctos.

 La mentira y la manipulación es la naturaleza del maligno y él no vive en felicidad.  Su existencia está llena de amargura y venganza.  Vive en oscuridad porque no quiere ser visto tal y como es.  Esta clase de vida nada tiene que ver con nosotros, pero cuando imitamos esa conducta, terminamos muy lejos del gozo de Dios.

¡Se feliz!  Vive con transparencia, pide a Dios examine tus razones para hacer lo que haces. Aprende a Dios a vivir en verdad, camina en su luz y sin duda alguna nunca faltara el gozo eterno de dios en tu vida aun y a pesar de que las circunstancias externas no estén a tu favor.  Nunca olvidemos que la verdadera felicidad está en Dios, fuera de Él solo hay dolor.