AMEMOS A DIOS


Jesús le respondió: —El primer mandamiento, y el más importante, es el que dice así: “Ama a tu Dios con todo lo que piensas y con todo lo que eres.”
MATEO 22:37

Amar a Dios no es una sensación que nos lleva a estados donde se experimenta bienestar por las endorfinas producidas, sino una decisión que implica entrega total y sacrificio.  Hemos aprendido el amor como una emoción y de tal forma queremos vivirlo con Dios, pero no funciona así.

El evangelista nos recuerda que la demanda de Reino es que aprendamos amar a Dios con todo lo que somos, deseamos y tenemos.  Fuera de ellos, las emociones experimentadas solo nos harán sentirnos bien cuando cantamos el domingo, experimentar alegría y agradecimiento cuando todo va a nuestro favor y hasta euforia cuando escuchamos todas las cosas buenas que Él nos ha prometido.  Pero cuando todo ello pasa y las dificultades de la vida azoten en nuestra contra, terminamos sin leer su Palabra, sin charlar con Él y nos ausentamos los domingos de la comunión de la iglesia.

Amar es decidir a favor de alguien,  en este caso de Dios.  Es permanecer fieles aun y cuando las cosas no resulten placenteras.  Es obedecer aun y cuando implique sacrificio. Dios no espera que le amemos al “estilo telenovela”, Él desea que le amemos dándonos sin reservas y siendo un sacrificio vivo para Él.

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