DEJA QUE EL TE HAGA JUSTO



Profecía sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz.
Levantad bandera sobre un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas de príncipes.
Yo mandé a mis consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran con mi gloria.
Estruendo de multitud en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.
Vienen de lejana tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para destruir toda la tierra.
Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.
Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre,
y se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas. (Isaías 13:1-8)

¿Quien podrá permanecer en pie cuando El Creador juzgue?  Sin duda nadie podrá eximirse de dar cuentas y ante de aquel que todo lo ve, aun nuestros pensamientos quedarán a la vista de todos.  Es solo en la perfecta justicia provista en Jesús que podremos ser hallados inocentes.


No es en nuestras fuerzas, ni en nuestra capacidad de portarnos bien, ni por la religión que profesemos ni mucho menos por lo correcto de nuestra teología o filosofía personal, que podremos ser vistos como suficientes para heredar vida eterna; si no es solo la misericordia de Dios lo que nos puede sostener cuando estemos delante de quien en todo es perfecto y en quien no hay error ni injusticia.  No pongamos nuestra esperanza en quien no dio su vida por nosotros ni esperemos justicia de quien también tendrá que dar cuentas.  Vengamos a nuestro Padre para que Él nos cubra en Jesús y en el tiempo de tribulación seamos hallados justos. 

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