DEJA QUE EL TE HAGA JUSTO
Profecía
sobre Babilonia, revelada a Isaías hijo de Amoz.
2 Levantad bandera sobre
un alto monte; alzad la voz a ellos, alzad la mano, para que entren por puertas
de príncipes.
3 Yo mandé a mis
consagrados, asimismo llamé a mis valientes para mi ira, a los que se alegran
con mi gloria.
4 Estruendo de multitud
en los montes, como de mucho pueblo; estruendo de ruido de reinos, de naciones
reunidas; Jehová de los ejércitos pasa revista a las tropas para la batalla.
5 Vienen de lejana
tierra, de lo postrero de los cielos, Jehová y los instrumentos de su ira, para
destruir toda la tierra.
6 Aullad, porque cerca
está el día de Jehová; vendrá como asolamiento del Todopoderoso.
7 Por tanto, toda mano se
debilitará, y desfallecerá todo corazón de hombre,
8 y
se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos; tendrán
dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero;
sus rostros, rostros de llamas. (Isaías 13:1-8)
¿Quien podrá permanecer en pie cuando El
Creador juzgue? Sin duda nadie podrá
eximirse de dar cuentas y ante de aquel que todo lo ve, aun nuestros
pensamientos quedarán a la vista de todos.
Es solo en la perfecta justicia provista en Jesús que podremos ser
hallados inocentes.
No es en nuestras fuerzas, ni en nuestra
capacidad de portarnos bien, ni por la religión que profesemos ni mucho menos
por lo correcto de nuestra teología o filosofía personal, que podremos ser
vistos como suficientes para heredar vida eterna; si no es solo la misericordia
de Dios lo que nos puede sostener cuando estemos delante de quien en todo es
perfecto y en quien no hay error ni injusticia.
No pongamos nuestra esperanza en quien no dio su vida por nosotros ni
esperemos justicia de quien también tendrá que dar cuentas. Vengamos a nuestro Padre para que Él nos cubra
en Jesús y en el tiempo de tribulación seamos hallados justos.
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