LE ESTAMOS DANDO LA ESPALDA
Oíd,
cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los
engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí.
El
buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende,
mi pueblo no tiene conocimiento. (Isaías 1:2-3)
¿Cuantas veces Dios nos ha sacado “adelante”
en situaciones complicadas? ¿Cuántas bendiciones hemos recibido de su mano sin
merecer ni una de ellas? Nos ha sanado a lo largo de nuestra vida muchas veces y
ha restaurado las fuerzas en nuestro cuerpo. Nos ha provisto de trabajo, de
comida y de familia. Nos ha dado casa,
vestido, vacaciones, dinero para comprar algunos de nuestros deseos y sin
embargo nos hemos vuelto en contra de nuestro Padre y Creador.
Nos hemos olvidado de Él y hemos
construido nuestra vida sin considerar su verdad. Hemos diseñado nuestra propias verdades que
nos hacen sentir bien aunque cada una de ellas carezcan de sentido. Hemos diseñado religiones a nuestra medida
para justificar nuestro pecado de alguna forma pero que poco tienen que ver con
el estilo de vida de su Reino. También
hemos dictado leyes y conceptos “científicos” y filosóficos con los que pretendemos
alumbrar nuestro camino y convencernos que somos una sociedad moderna, progresista
y con valores firmes y ciertos. Pero a
pesar de todo ello solo hemos cosechado dolor emocional, violencia, discriminación,
abusos y muerte.
Le hemos dado la espalda y hemos ido
tras lo temporal. Hemos menospreciado su amor y hemos dicho que su verdad ya no
aplica para nuestra vida moderna. Es
tiempo de parar y darnos cuenta que en aras de “nuestra libertad” nos hemos
sumido en un abismo de dolor, pues no nos dimos cuenta de que sin Dios en
nuestra vida pocas cosas buenas pasan.
Pensemos bien que rumbo hemos tomado y reconozcamos que estamos viviendo
y creyendo mal. Valoremos la forma en
que construimos nuestra vida y volvámonos a Aquel que en verdad nos ama y sabe
que es lo mejor para cada uno de nosotros.
Comentarios
Publicar un comentario