EL NOS DEFIENDE



Aconteció en los días de Acaz hijo de Jotam hijo de Uzías, rey de Judá, que Rezín, rey de Siria, y Peka hijo de Remalías, rey de Israel, subieron contra Jerusalén para combatirla; pero no la pudieron tomar.
Y llegó la noticia a la casa de David, diciendo:
—Siria se ha confederado con Efraín.
Y se le estremeció el corazón y el corazón de su pueblo, como se estremecen los árboles del monte a causa del viento. Entonces dijo Jehová a Isaías:
—Sal ahora al encuentro de Acaz, tú y Sear-jasub, tu hijo, al extremo del acueducto del estanque de arriba, en el camino de la heredad del Lavador,  y dile: “Cuídate y ten calma; no temas ni se turbe tu corazón a causa de estos dos cabos de tizón que humean, por el ardor de la ira de Rezín y de Siria, y del hijo de Remalías.  Ha concertado un maligno plan contra ti el sirio, con Efraín y con el hijo de Remalías, diciendo:  ‘Vayamos contra Judá y aterroricémosla; repartámosla entre nosotros y pongamos en medio de ella por rey al hijo de Tabeel.’”  Por tanto, Jehová, el Señor dice:
“No sucederá eso; no será así.
Porque la cabeza de Siria es Damasco
y la cabeza de Damasco, Rezín;
y dentro de sesenta y cinco años
Efraín será quebrantado hasta dejar de ser pueblo.
Y la cabeza de Efraín es Samaria
y la cabeza de Samaria, el hijo de Remalías.
Si vosotros no creéis, de cierto no permaneceréis.” (Isaías 7:1-9)

Si Dios es por nosotros ¿Quien podrá hacernos algún daño?  Sin duda alguna vivimos en una sociedad donde la violencia es moneda de cambio, pero quienes somos hijos de Dios podemos transitar a lo largo de nuestra vida confiados de que, aunque las cosas a veces no pintan bien, sin duda nuestro Padre hará todo lo necesario para que aun esas circunstancias se conviertan en bendición para nosotros.

No es fácil y menos si caminamos lejos de aquel que nos provee de vida y paz.  Pero si somos prudentes y permitimos que su justicia y misericordia sean escudos alrededor nuestro sin duda los trastornos sociales, lo malos gobiernos, las filosofías que llevan al error, el vaivén de la economía o la violencia en las calles o casa no podrán dañarnos, pues El Rey de todo pelea por nosotros.


Si hay enfermedad, confiemos.  Si hay escases, confiemos. Si hay quien se empeña en nuestro mal, confiemos.  El Señor nuestro Dios nos defiende y nos libra de todo mal.  Su amor por nosotros no tiene límites y su justicia es suficiente para hacernos libres en medio de una sociedad que esclaviza.

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