EL DOLOR NO ES PARA SIEMPR


»Sin embargo,
no durarán para siempre
su angustia y su dolor.» (Isaías 9:1)

En medio de los tiempos difíciles el amor y la justicia de Dios siempre serán suficientes.  La angustia y el dolor que fructifican en nuestra vida como resultado del pecado  solo pueden ser derribadas por la provisión de Dios en Cristo Jesús.  Es el accionar de nuestro Padre lo único que nos libra de todo aquello que nos hiere, nos aleja de Él, nos hace creer que siempre tenemos la razón y de todas aquellas emociones que no nos permiten disfrutar de la libertad que Él nos ha regalado.


En Dios, no hay duda que, la oscuridad se disipa, pues en donde Él está siempre habrá luz y paz.  Su promesa cumplida en su hijo Jesús nos asegura que, quienes hemos venido a su familia podemos disfrutar de su perdón, su salvación y de vida eterna a su lado.  Es solo en Él que el fruto del pecado no puede esclavizarnos pues nos ha hecho libres y en tanto libres, podemos vivir en paz.

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