EN BOCA CERRADA NO ENTRAN MOSCAS



Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.
No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.
Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio. (Eclesiastés 5:1-3)


Hay quienes que con facilidad dan opiniones, presumen, dañan con palabras duras el alma de otros, dan indicaciones sin saber el rumbo, toman ascendencia sobre personas que tienen el corazón roto para sacar provecho y nunca guardan silencio en público con el fin de poder ser vistos y admirados.
En el Reino de Dios, es mejor guardar silencio aunque se tenga la razón, es mejor no presumir ni hacer alarde pues no se sabe cuándo las palabras dichas se vuelvan en contra nosotros y caigamos en la trampa que nosotros mismos pusimos.  En El Reino de Dios es mejor no ser alguien que busque verter su opinión en todo lugar y mucho menos alguien que viva en la angustia de ser escuchado y admirado.

En el Reino el que sirve es el mayor y quien guarda silencio siempre tendrá su recompensa delante del Padre.  No nos comportamos como aquellos que no son hijos y han dado la espalda al creador deseando con ello ser su propio limite. Vivimos bajo la sombra de nuestro Padre quien es nuestra justicia y recompensa.  No seamos rápidos en responder, más bien sirvamos a quienes nos rodean sin esperar nada a cambio.

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