TODO TIENE SU TIEMPO




Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar;
tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar;
tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.
¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?
10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.
11 Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin. (Eclesiastés 3:1-11)

¡No hay por qué correr! Todo tiene su tiempo.  No se gana nada tratando de vivir aquello para lo cual aun no es tiempo y mucho menos se consiguen buenos resultados si se busca manipular las circunstancias a nuestro favor para conseguir que las cosas ocurran como deseamos.  Debemos aprender a vivir en el tiempo de Dios;  disfrutar cada momento y circunstancias que enfrentamos cada día.  Es solo caminando al “ritmo” de nuestro Padre que podremos disfrutar la vida sin ser sometidos al estrés, insomnio y al miedo que genera el saber que en verdad poco control se tiene de lo que ha de venir cada día.


Disfrutemos la vida en el tiempo de Dios y compartámosla en su totalidad con las personas que amamos y nos aman de verdad.

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