SIN AFLICCIÓN




Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu. (Eclesiastés 4:6)

Deseamos cosas sin saber el precio emocional que debemos de pagar por ello.  Una promoción en el trabajo, una casa, un auto, mejor ropa, una relación afectiva, posición social o tener más dinero en los bolsillos, sin entender ni calcular cuanto nos saldrá todo eso.   Llegar o alcanzar una meta, por muy loable que esta sea, si el precio es nuestro matrimonio, la relación con nuestros hijos o padres, una amistad, insomnio, presión alta, trastornos del sueño, estrés o alejamiento de nuestra relación con Dios, la verdad no vale la pena.  En el Reino de Dios es más importante “el cómo llegaste” que “si llegaste”  El fin nunca justifica los medios.  No es de Dios “conseguir” lo soñado a costa de nuestra salud física, emocional o espiritual.


Debemos aprender a disfrutar a nuestra familia por encima de cualquier meta personal, a pasar tiempo con la gente que amamos y nos ama. Es tiempo de que aprendemos a vivir en paz y en armonía con quienes nos rodean y a darle el valor que merecen a aquellos que siempre han estado para nosotros.  Es tiempo de disfrutar un paseo en el parque, un día de playa, un atardecer al lado de nuestro conyugue o una tarde jugando con nuestro hijos.  Es mejor todo ello que lograr cualquier cosa que nos estimule pero el costo sea dolor en el alma.  Dejemos que el gozo, la justicia y la paz del Reino de Dios sea nuestra recompensa, pues nuestro Padre siempre añadirá  bendición aun mas de la que podemos pensar.

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