NADA REMPLAZA LA OBEDIENCIA



El que aparta su oído para no oír la ley,
Su oración también es abominable. (Proverbios 28:9)

Nos engañamos si pretendemos ser amigos de Dios y hacer lo que nos venga en gana.  Saber hacer lo bueno y no hacerlo, no bendice nuestra vida.
Hemos creado la “competencia” de creer vivir en la voluntad de Dios, participar en la iglesia y sentirnos bien y al mismo tiempo, construir una vida con los valores de esta sociedad perversa.  Hemos aprendido del mundo a construirnos una teología que nos dé un dios a nuestra medida y deseos, para con ello sentirnos bien por nuestro proceder aunque en verdad estemos lejos de nuestro Creador.  Hemos olvidado que la obediencia es más importante que cantar bonito cada domingo en la mañana durante el servicio dominical.  Hemos olvidado que uno es el Creador y los demás somos suyo y por suyos, estamos sometidos a su voluntad.  Henos olvidado que nuestros valores, creencias, deseos y necesidades no son la medida, pues quien prueba los corazones solo es El.  Hemos comprado a esta sociedad el concepto de “dios” cuando debemos ir a la Palabra para comprender en verdad quien es Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a la luz.

Nada remplaza a la obediencia y es en ello que debemos crecer y madurar cada día para llevar buen fruto en esta tierra y construir una relación sana con nuestro Padre desde aquí y hasta la eternidad.

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