SU PALABRA ME ENSEÑA A EVITAR EL ERROR


De todo mal camino contuve mis pies,
Para guardar tu palabra. (Salmo 119:101)

Hacer aquello que destruye nuestra vida es una tendencia muy natural de los hombres, en especial de los hombres  que no consideran la Palabra de Dios como una oportunidad para aprender a vivir.  Nos gusta la vida que está llena de paz, donde conseguimos el amor y respecto de la familia y amigos, donde la enfermedad no asoma mas allá de una gripe ocasional y donde la escases y el desempleo no son visitas frecuentes, pero aun y cuando anhelamos todo ello y más, no deseamos aprender a vivir según la Palabra de nuestro Padre y mucho menos sujetarnos a sus principios.  Vemos la verdad de Dios como cosas de domingo, como verdades que aplican solo para la vejez o palabras poco útiles para la vida contemporánea.  Siempre tenemos una excusa para justificar nuestra desobediencia y un suspiro de esperanza por alcanzar una buena vida.  La realidad es que ambas cosas no “empatan”

La vida que anhelamos y esperamos empieza por aprender a retener nuestro animo por encontrar atajos, salirnos con la nuestra y desear todo aquello que hará de nuestra vida un experiencia dolorosa pero que creemos necesitar.  Es solo su palabra la que nos mostrará la forma correcta de vivir y promoverá madurez.  Es su Palabra la que nos confrontará con el error y nos invitará a reconstruir las relaciones mal edificadas y desistir en aquellas que nos enferman.  Es su Palabra la que nos permitirá aprender a ser honestos, fieles y leales con nuestro esposo o esposa y los padres que nuestros hijos necesitan para aprender a vivir.  Es su Palabra la que nos mostrará nuestros deseos enfermizos y nuestras necesidades inconscientes que nos empujan a meternos en camisa de “once varas” creyendo falsamente que conseguimos felicidad y amor.


Es Palabra, que por ser suya es perfecta, que nos dará  sentido y orientación en la vida y nos enseñará como contener el paso equivocado y darnos la fuerza para ir por la ruta correcta que aunque difícil, será sin duda la que nos llevará por la ruta de la paz, felicidad, amor y esperanza.  Atesoremos su Palabra porque en ella esta la vida que tanto deseamos.




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