SUS BENDICIONES SIEMPRE DAN ALEGRIA
Bienaventurado
el hombre que teme a Jehová,
Y en sus
mandamientos se deleita en gran manera.
Su
descendencia será poderosa en la tierra;
La
generación de los rectos será bendita.
Bienes y
riquezas hay en su casa,
Y su
justicia permanece para siempre.
Resplandeció
en las tinieblas luz a los rectos;
Es
clemente, misericordioso y justo.
El hombre
de bien tiene misericordia, y presta;
Gobierna
sus asuntos con juicio,
Por lo cual
no resbalará jamás;
En memoria eterna
será el justo.
No tendrá
temor de malas noticias;
Su corazón
está firme, confiado en Jehová.
Asegurado
está su corazón; no temerá,
Hasta que
vea en sus enemigos su deseo.
Reparte, da
a los pobres;
Su justicia
permanece para siempre;
Su poder
será exaltado en gloria.
Lo verá el
impío y se irritará;
Crujirá los
dientes, y se consumirá.
El
deseo de los impíos perecerá. (Salmo 112)
No hay dolor en los regalos que vienen de la mano de Dios. Cuando el nos bendice, dice la Palabra, no se
añade tristeza o vergüenza a nuestra vida.
En este sentido el salmista nos confronta con una verdad: Todo lo que
nosotros nos buscamos producto de nuestros deseos personales, es posible que en
algún momento nos lastime o avergüence, pero lo que Dios nos regala como parte
de su provisión sin duda siempre traerá bienestar y paz.
La provisión de Dios siempre añade a nuestra vida esperanza,
buenos frutos, vida, salud, consciencia, madurez, fe, amor, gozo, etc. Nada de lo que el nos da engendrará amargura en nosotros, pues su
amor que es perfecto, siempre nos hará bien en todo sentido y en todas las áreas
de nuestra vida.
Disfrutemos de los regalos de Dios, pues ellos siempre
enriquecerán nuestra vida.
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