UNA VIDA PLENA
Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti,
Para que habite en tus atrios;
Seremos saciados del bien de tu casa,
De tu santo templo. (Salmo 65:4)
Para que habite en tus atrios;
Seremos saciados del bien de tu casa,
De tu santo templo. (Salmo 65:4)
No hay vida plena fuera d Dios.
El humanismo tan bien publicitado hoy día, nos insiste n cree lo contrario.
Sin embargo fuera de Dios, no tenemos ninguna posibilidad de construir y vivir
la vida plena que tanto deseamos y necesitamos.
Caminando se pierde el rumbo y sin Dios a nuestro lado guiándonos más.
La felicidad verdadera proviene de caminar los días al lado de nuestro Padre,
de conocerle y conocer la vida a través de sus ojos. Es el resultado de aprender a vivir como Él
lo hace. De aprender amar como Él ama, disfrutar la vida como Él la disfruta,
de perdonar a quienes nos ofenden como
Él perdona, de vivir en comunidad tal y como Él lo hace cada día. La vida a su
lado en verdad sacia.
Cualquier otra posibilidad d vida, pudiera llegar a ser divertida,
pero no plena. Nos dejara hambrientos y
siempre sentiremos que nos falta algo. Solo
la vida en Dios (no hablo de ser mochos) es la que sin duda hará que la sonrisa
en nuestro labios y nuestra alma nunca s borre y perdure mas allá de la
eternidad.
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