NO TE ANGUSTIES MEJOR BUSCA A DIOS
Con
mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me escuchará.
A Dios clamé, y él me escuchará.
2 Al Señor busqué en el día de mi
angustia;
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo (Salmo 77:1-2)
Alzaba a él mis manos de noche, sin descanso;
Mi alma rehusaba consuelo (Salmo 77:1-2)
Los días malos o de dolor sin dolor
son situaciones que no podemos evitar que vengan a nuestra vida. Muchas veces a lo largo de nuestra existencia
enfrentaremos días malos: un diagnóstico sobre nuestra salud poco favorable, la
ruptura de una relación amorosa, problemas escolares de nuestros hijos, el
engaño de quienes amamos, el despido de nuestro trabajo, a muerte de un ser querido o el fracaso en los negocios.
De cualquier forma los días de angustia en donde lloramos y nos
lamentamos vendrán. El asunto no es ese,
sino ¿qué haremos cuando suceda? ¿Lo
enfrentaremos con depresión, amargura, desesperación, perdida del rumbo en la
vida o reclamos? En realidad la única vía aceptable para ser librados de los
días malos es clamar a Dios.
Buscar a Dios en
los días de angustia nos libra del hecho de convertirnos en esclavos de ellos. Le da sentido al dolor y nos permite aprender
del porque en realidad llegamos ahí.
Dios no solo nos rescata de la angustia de los días malos, sino que también
nos permite sacar aprendizaje de ellos.
Clamar a Dios nos da libertad sobre nuestras propias trampas, la
iniquidad familiar y el orgullo que no
os permite ver el que camino que en verdad hemos tonado para vivir.
No nos
agustiemos en los días malos, mejor busque a Dios para que el nos de Libertad.
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