PECADO
¡Quítame
toda mi maldad!
¡Quítame todo mi pecado!
¡Quítame todo mi pecado!
3 Sé muy bien que soy pecador,
y sé muy bien que he pecado. (Salmo 51:2-3)
y sé muy bien que he pecado. (Salmo 51:2-3)
El salmista muestra tener conciencia
de su conducta pecaminosa. Refiere “saber muy bien” que mucho de lo que hace, siente
o piensa es pecado. No inmoral, no social mente desaprobado, sino pecado.
Con facilidad nosotros justificamos
nuestro proceder con frases muy bonitas y hasta famosas, pero que poco hacen
para librarnos de la maldad que anida en nuestra vida. Con gran elocuencia decimos: “si no le hago
mal a nadie entonces no está mal” o “lucho por mis sueños” o aun “es mi
necesidad” Sea como sea, digamos lo que
digamos, queramos verlo o no, mucho en nuestra vida son conductas pecaminosas
que nos alejan de Dios y no sumen en la desesperación, la angustia, el fracaso
y la soledad.
Dejemos de auto justificarnos, pues
la única justicia que nos puede librar de las consecuencias del pecado, es la
justicia de Dios.
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