¿TE ENCOMIENDAS A DIOS?


Encomienda a Jehová tu camino,
Y confía en él; y él hará. (Salmo 37:5)

Un poquito de logro y nos sentimos “todos poderosos”  Tan pronto logramos algunas cosas que nos hemos propuesto, perdemos piso y sentimos que somos autosuficientes.  Olvidamos que si algo tenemos o logramos en por Dios.

El logro verdadero, aquel que bendice y no “añade de ninguna manera tristeza” a nuestra vida, el que perdura, el que sin duda trae consigo bienestar no solo personal sino para todos los que nos rodean, es el resultado de vivir bajo la dirección de Dios.  Cualquier otra cosa podrá ser una buena imitación pero no la bendición de parte de nuestro Dios.  Es imposible llegar hasta donde fuimos llamados si no es Dios quien guía y corrige nuestro andar por esta vida.

El esfuerzo es importante, la preparación también lo es, pero lo que es vital e insustituible es la dirección de Dios en nuestra vida y esta no viene si no encomendamos nuestro anda a Dios, si no estamos dispuesto a obedecerle y no solo aparentar que obedecemos.  No hay manera de llegar a donde fuimos llamados si Dios no toma el control de nosotros.

Dejemos de dar tumbos. Dejemos de dar golpes de timón.   Decidamos encomendar nuestra vida a Dios y con ello aprender a depender de Él y obedecerle, porque cuando eso pase seguramente viviremos mayores cosas que aquellas que deseamos o creemos necesitar.
 

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