LIBRES DEL DOLOR DE LA TRAICION
Lo que más me duele
es que yo los traté bien
y ahora ellos me tratan mal. (Salmo 35:12)
es que yo los traté bien
y ahora ellos me tratan mal. (Salmo 35:12)
Muy difícilmente la gente que no nos importa nos podrá
lastimar. Son aquellos por quienes
tenemos un aprecio, a quienes valoramos y amamos los que muchas veces le
permitimos que nos hagan sentir mal, poco valorados o apreciados.
El salmista se sentí muy decepcionado de la gente por la que él
había hecho muchas cosas buenas, ahora le habían dado la espalda y lo
traicionaban. Ante una situación así, el
único que podría defenderle era Dios.
Solo Él podría traer consuelo a su alma y sanarlo.
En medio del dolor de la traición de los amados, solo Dios puede
defendernos de sentirnos víctimas, de la sed de venganza, de los sentimientos
depresivos y de la dependencia a repetir las mismas experiencias en otras
relaciones o roles. Fuera de Dios y su
poder que nos libera y sana solo hay frustración y angustia.
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