¿SEDUCIDOS?


 
Dios mío,
yo quiero seguir siendo honrado;
ten compasión de mí, y sálvame.
Así me mantendré fiel a ti,
y con todo tu pueblo te alabaré (salmo 26:11-12)

Vivimos en una sociedad en donde sacar ventaja, se deshonesto para obtener ganancias, infiel, tramposo y violento, resultan virtudes valiosas para sobresalir.  Somos el producto de una generación a que a lo malo le dicen bueno y a lo bueno le dicen malo.  Con facilidad traicionamos y manipulamos para salirnos con “la nuestra“   Vivimos en una sociedad en donde tener dos caras  resulta provechoso.  Lo triste es que  terminamos en medio de todo ese mar de conductas enajenantes, terminamos replicando el comportamiento de quienes nos rodean convirtiéndonos por cuestiones de aceptación o renta en personas iguales a ellos pero muy distintas a nuestro Padre.

El salmista decía: “yo quiero seguir siendo honrado”  El veía la realidad que lo rodeaba, pero quería seguir siendo un hombre íntegro.  Se daba cuenta de cómo su generación lo seducía a vivir como ella dicta, pero él quería seguir siendo un hombre congruente con su llamado de vida.  Percibía que los resultados de sus amigos eran apetecibles, pero él quería seguir siendo el hombre que honraba a Dios en todo tiempo.  Nada más complicado que vivir para dios en medio de una generación secularizada, pero el salmista no cejaba en ello.

Hoy,  tú y yo estamos en la misma situación.  Vivimos en medio de una generación que no ama a Dios y en el mejor de los casos lo reducen a la esfera de la religión.  Como el salmista, somos bombardeados con un sin número de ideas que nos promueven el error disfrazado de felicidad, éxito, independencia y placer y muchas veces somos atraídos a ese estilo de vida que parece placentero pero que solo trae consigo dolor y angustia.  ¿Qué haremos, viviremos para Dios o seremos presa de la mentira de esta generación? ¿Caminaremos junto a nuestro Padre o iremos tras las risas falsas de esta sociedad que promete alegrías y al final nos traiciona con amargura y dolor? Somos hijos de Dios y la mejor opción es caminar en integridad como Él lo hace, solo ahí seremos verdaderamente felices.

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