¿Y TODO PARA QUE, TODO PARA QUE..?
1-2 Dios
mío, ¡tenme compasión!
No me reprendas cuando estés enojado
ni me castigues cuando estés furioso,
pues ya no me quedan fuerzas.
Devuélveme la salud,
pues todo el cuerpo me tiembla.
3-4 Dios mío, estoy muy tembloroso;
¿cuándo vendrás en mi ayuda?
¡Vuélvete a mirarme, y sálvame!
¡Por tu gran amor,
te ruego que me salves! (Salmo 6:1-4)
No me reprendas cuando estés enojado
ni me castigues cuando estés furioso,
pues ya no me quedan fuerzas.
Devuélveme la salud,
pues todo el cuerpo me tiembla.
3-4 Dios mío, estoy muy tembloroso;
¿cuándo vendrás en mi ayuda?
¡Vuélvete a mirarme, y sálvame!
¡Por tu gran amor,
te ruego que me salves! (Salmo 6:1-4)
¿Cómo poder
vivir sin la gracia de Dios? ¿De qué forma nuestra capacidad nos puede ser
suficiente para vivir? No hay
posibilidad. Fuera del amor del Padre
todo lo que es frustración.
A lo largo de
nuestra vida nos hemos vuelta personas que fantasían con la idean de que somos capaces
y también en personas que con facilidad juzgamos a quienes nos rodean. Olvidamos que lo que logramos u otros logran
es solo el resultado de la gracia de Dios en nuestra vida. Un pequeño éxito como podría ser el aumento
de nuestra sueldo, una promoción en el trabajo, el éxito académico de nuestros
hijos, el ser amados por alguien quien nos resulta especial, etc. Nos hace
perder el piso y nos convertimos con ello en gente que “pagada de sí misma” que
critica y señala a otros con gran facilidad.
Olvidamos que sin el amor de Dios no somos nada, si su mano no está a
nuestro favor caemos. Decimos dar
gracias a Dios pero ello no pasa más allá de un acto religioso porque esas
gracias no van acompañadas de humildad y compasión para los demás.
No hay vida que
valga la pena sin la gracia que Dios que la sostenga. No hay oportunidad de disfrutar sanidad, paz
y prosperidad si Dios no la provee. No
hay gratitud que valga si juzgamos a quienes nos rodean y si vivimos en
autosuficiencia. Sin la misericordia,
amor, y gracia de Dios, solo queda “temblar” de dolor, incertidumbre,
enfermedad y desamor. Solo el amor del
Padre nos sostiene y nos salva aun de nosotros mismos.
Comentarios
Publicar un comentario