NECESITAMOS APRENDER A VIVIR


Dios mío,
¡enséñame a hacer el bien!
¡Llévame por el buen camino,
pues no quiero que mis enemigos
triunfen sobre mí! (Salmo 5:8)

Asumimos que somos personas buenas, ¿pero en verdad lo somos?  Tenemos la idea que sabemos vivir y que lo que hacemos en nuestra vida es bueno.  Sin embargo los resultados de nuestras acciones y decisiones muchas veces demuestran que no todo lo que hacemos es correcto. 

Somos expertos en el auto engaño y ello nos hace creer que las decisiones que tomamos son ciertas, que las emociones que sentimos son las que necesitamos, que las relaciones que construimos son sanas y que los roles que jugamos lo hacemos de manera efectiva.  La realidad es que no es así.  Aunque no nos guste saberlo, la realidad es que no sabemos vivir como conviene.  Somos muy malos en decidir y peores aun al construir relaciones.  Tenemos que dejar el orgullo de lado y pedirle a Dios que nos enseñe hacer lo correcto.  Nuestras necesidades nos ganan, los malos aprendizajes nos llevan por caminos equivocados y los verdaderos motivos que se ocultan en la falsa piedad, la religiosidad y el “quedar bien” nos traicionan y nos llevan a resultados que nada satisfacen.

Solo Dios nos puede enseñar a vivir cada vez mejor y solo Él nos puede enseñar cómo llegar a los resultados que en verdad necesitamos y que Él ha planeado para nosotros, fuera de ello solo seguiremos atrapados en el auto engaño.
 

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