EL REGALO DE SER FELICES


Hay muchos que son felices
comiendo y bebiendo de más,
pero yo soy muy feliz
porque mi alegría viene de ti.
Cuando me acuesto,
me duermo enseguida,
porque sólo tú, mi Dios,
me das tranquilidad. (Salmo 4:7-8)

Aprender a ser feliz a lado de Dios debe ser una prioridad en la vida.  La felicidad es la mejor cura para el cansancio físico, emocional y espiritual y este solo viene de verdad a nuestra vida cuando aprendemos a vivir cerca de Dios y en Dios.

Vivir tratando que las cosas que deseamos pasen termina siendo muy agotador.  El afán por disfrutar lo que deseamos, tener a las personas que sentimos necesitamos cerca, adquirir los bienes que pensamos que necesitamos termina siendo una actividad que agota nuestra alma al punto de producir mucho dolor emocional.  El salmista aprendió que la fiesta, las personas, los bienes de consumo y la diversión no producen felicidad, si bien nos va, alegría momentánea, pero no felicidad.  El entendió que aprender a disfrutar de la compañía de Dios, vivir sus valores, priorizar la vida como Él lo hace, sin duda es mucho más gratificantes.  Provee no solo de momentos de felicidad a corto plazo sino de una vida llena de paz a largo plazo.

La felicidad y alegría que viene de Dios nos sana, vivifica, transforma, nos de descanso y rumbo en la vida.  Es una felicidad que hace que nuestra existencia se placentera a pesar de los problemas que tenemos y las circunstancias difíciles que podemos llegar a enfrentar.  La felicidad y alegría de Dios nos provee de tiempo en la vida en donde podemos tener paz a pesar de que todo en nuestro entorno parezca no valer la pena. 
 

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