¡CONSULTE LA SECCION AMARILLA!


1-3 Mi Señor y Dios,
¿vas a tenerme siempre olvidado?
¿Vas a negarte a mirarme?
¿Debe seguir mi corazón
siempre angustiado,
siempre sufriendo?
¿Hasta cuándo el enemigo
me va a seguir dominando?

Mírame y respóndeme;
¡ayúdame a entender lo que pasa!
De lo contrario, perderé la vida;
mi enemigo cantará victoria
y se alegrará de mi fracaso.

5-6 Pero yo, Dios mío,
confío en tu gran amor
y me lleno de alegría
porque me salvaste.
¡Voy a cantarte himnos
porque has sido bueno conmigo! (Salmo 13)

Caminar por la vida suponiendo que tenemos consciencia de los motivos y creyendo que estamos en control de todo lo que sucede es un error en el que muchos caemos a diario.  Cuando todo parece ir bien, nos llenamos de tanta autosuficiencia que nos olvidamos de Dios.  El salmista clamaba a Dios: ¡Ayúdame a entender lo que pasa!

¿Entendemos las razones por las que hemos llegado al momento de vida en el que nos encontramos? ¿Comprendemos de qué  manera y cuales decisiones que hemos tomado hoy están afectando positiva y negativamente nuestra vida? ¿Entendemos cómo hemos afectado la vida de nuestros hijos y de qué forma nuestra cercanía a ellos los ha determinado a ser quienes hoy son y quienes podrían llegar a ser? ¿Tenemos claro como nuestras acciones están afectando nuestro matrimonio y lo están exponiendo a mucha tensión que podría desencadenar na crisis que no podremos manejar? ¿Hemos previsto como nuestro desempeño laboral puede llevarnos a situaciones ante las cuales no tendremos respuestas eficientes?  La realidad es que no y lo más probable es que distamos mucho de tener ese grado de conciencia.  Por ello el salmista clamaba a Dios pidiendo le permitiera ver su vida como Él la veía.

Si Dios no nos muestra la verdad de nosotros mismos difícilmente llegaremos no solo a donde nos gustaría llegar en esta vida, sino mucho menos a donde Él quiere que lleguemos.  El autoengaño y la autosuficiencia cada día nos juegan una mala pasada y nos somete a la ceguera y con ello, aunque podemos ver bien a todos, jamás nos percatamos  del hoyo en el que hemos caído.  Si Dios no nos muestra la verdad de quienes somos, lo que hacemos, lo que decidimos, lo que nos mueve a sentir amor, rencor, pasión, entusiasmo, difícilmente podremos vivir en libertad.

Clamemos: ¡Ayúdame Padre a entender lo que hago con mi vida y por qué necesito hacerlo!  Solo así podremos vivir libres de nosotros mismos.
 
 

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