¿ Y QUE LE DIRAS?


De otra manera,
¿cómo podría responder a Dios
si él me llamara a cuentas? (Job 31:14)

Hay mucha gente que cada día encomienda su día a Dios, muchas más le dan gracias, otros y no pocos, asistimos a la iglesia sin falta cada semana, entre tanto una buena cantidad de personas, nos involucramos en las actividades de la iglesia a la que pertenecemos, sin embargo nuestra vida dista mucho de ser aquello a lo que fuimos llamados.  Job entendía que tarde o temprano tendría que rendir cuentas de quien fue y lo que vivió y entendía también que nadie puede engañar a Dios sobre lo hecho a lo largo de la vida.

Nosotros en cambio, vivimos como si nunca tendremos que explicar porque sentimos, pensamos, dijimos e hicimos todo aquello vivimos.  Nos imaginamos independientes.  Pensamos que con ir el domingo, dar o participar en la iglesia es más que suficiente.  Pretendemos ocultar de Dios nuestras verdaderas motivaciones.  Creemos que Dios no se da cuenta cuando hablamos de otros a sus espadas.  Cuando hacemos cosas que de antemano sabemos no son lo mejor para nuestra vida.  Creemos que Él no se percata de nuestros malos hábitos ni de nuestras conductas adictivas.  Vivimos como si nunca tendremos que responder sobre nuestra vida. ¿Qué diremos? ¿Cómo explicar que a pesar del perdón recibido en la cruz, regresamos sin empacho a criticar, murmurar, señalar, juzgar, intimidar, engañar, manipular? ¿Cómo justificar que siempre fuimos los mismos llenos de soberbia, orgullo, temores, vergüenzas ira?  Dios hizo su parte y nosotros seguimos sin hacer la nuestra.  Sin duda la sangre de Jesús  nos justifica, pero ello no significa que pasemos el resto de nuestra vida creyendo que podemos vivir sin hacer cambios en nuestros valores y creencias.

¿Qué responderemos cuando Él nos llame a cuentas?
 
 

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