SIN FECHA DE CADUCIDAD


4-5 »Desde que Dios creó al hombre
y lo puso en este mundo,
la alegría de los malvados
no dura mucho tiempo.
Eso lo sabes muy bien. (Job 20:4)

Hay una gran diferencia entre la alegría que nosotros nos podemos construir y el gozo que Dios quiere darnos.  Como cualquier cosa que nosotros podemos o somos capaces de hacer, la alegría que nos “compramos” siempre tendrá una fecha de caducidad, pero el gozo de Dios es eterno.

¿Qué nos genera alegría? ¿Sentirnos amados por alguien? ¿Alcanzar una meta? ¿Divertirnos la noche de un viernes? ¿Hacer un viaje? ¿Ver a una persona por la que tenemos interés o afecto?   Todo ello seguramente nos dará una sanción de bienestar y hasta placer, pero sin duda tarde o temprano terminará.  Lo que nuestra mano puede construir y nuestro deseo puede alcanzar, por muy bueno que sea jamás llegara muy lejos.  El interés de alguien por nosotros tarde o temprano acabará e irá en otra dirección. Las metas alcanzadas llegará el día en que ya no nos motivará. La diversión del viernes por la noche el sábado en la mañana será historia.  Solo el gozo que Dios nos da permanece para siempre.  Su gozo no solo nos alegra, sino que nos permite ver la vida de una mejor manera, nos fortalece para enfrentar los obstáculos de la vida, nos da motivos para vivir de verdad y en la verdad.

No gastemos nuestra vida persiguiendo momentos de risa y diversión.  No está mal, pero hay algo mejor y eterno: El perfecto gozo d que Dios gano por nosotros en la Cruz a través de Jesús.
 
 

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