¿Y SI NOS PIDEN UN RATO?

 
 
 
El día en que los ángeles tenían por costumbre presentarse ante Dios, llegó también el ángel acusador. Y Dios le dijo:
—¡Hola! ¿De dónde vienes?
Y éste le contestó:
—Vengo de recorrer toda la tierra.
Entonces Dios le preguntó:
—¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo.
El ángel acusador respondió:
—¡Por supuesto! ¡Pero si Job te obedece, es por puro interés! 10 Tú siempre lo proteges a él y a su familia; cuidas todo lo que tiene, y bendices lo que hace. ¡Sus vacas y ovejas llenan la región! 11 Pero yo te aseguro que si lo maltratas y le quitas todo lo que tiene, ¡te maldecirá en tu propia cara!
12 Entonces Dios le dijo al acusador:
—Muy bien, haz lo que quieras con todo lo que tiene, pero a él ni lo toques.
Dicho esto, el ángel se marchó. (JOB 1:6-12)
La vida muchas veces nos resulta una eventualidad.   Pensamos que los hechos en nuestro entorno solo son circunstancias fortuitas o consideramos que todo es cuestion de suerte.   La realidad es que no.   La realidad dista mucho de ello y Job lo vivió en carne propia.

Satanás reclama nuestra vida.   Hay una lucha eterna por nuestra economía,  salud,  educación,  desarrollo profesional,  matrimonio,  relación con nuestros hijos y padres y por nuestras almas.  
 
 Mientras tu y yo vivimos despreocupados el maligno pide a Dios nos deje en sus manos un ratito para dejar de manifiesto nuestro INTERÉS.  No nos percatamos que vivimos en medio de una guerra que por un lado busca el triunfo a través de nuestra ruina,  dolor y amargura y por el otro  aprender a vivir  en la libertad que nos fue regalada,  a fin de llegar a la estatura del varón perfecto.
Oremos para que Dios nos libre  de la manos de maligno y no tengamos que vivir  lo que vuvio Job.   Solo Dios nos puede salcar de ello.
 
 

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