¿SOMOS MEJORES QUE LOS DEMÁS?
¡Dios
tiene en sus manos
la vida de todos los seres vivos!
11 Así como el oído capta los sonidos
y la lengua capta los sabores,
12 los que han vivido muchos años
captan la sabiduría y el entendimiento.
la vida de todos los seres vivos!
11 Así como el oído capta los sonidos
y la lengua capta los sabores,
12 los que han vivido muchos años
captan la sabiduría y el entendimiento.
13 »Dios tiene sabiduría y poder;
hace planes y éstos se cumplen.
14 Si Dios derriba algo,
nadie puede volver a levantarlo.
Si Dios apresa a alguien,
nadie puede ponerlo en libertad.
15 Si él quiere que no llueva,
todo en el campo se seca;
pero si quiere que llueva,
la tierra entera se inunda.
16 En sus manos están
el poder y la sabiduría,
el engañador y el engañado (Job 12:10-16)
hace planes y éstos se cumplen.
14 Si Dios derriba algo,
nadie puede volver a levantarlo.
Si Dios apresa a alguien,
nadie puede ponerlo en libertad.
15 Si él quiere que no llueva,
todo en el campo se seca;
pero si quiere que llueva,
la tierra entera se inunda.
16 En sus manos están
el poder y la sabiduría,
el engañador y el engañado (Job 12:10-16)
La palabra dura, la
lengua mordaz, la crítica y el corazón lleno de soberbia son muestras clara de
que hemos olvidados que Dios está en control.
Cuando presentamos algunas de estas conductas es claro que hemos
olvidado quien tiene el poder y quien domina sobre toda la creación, de lo que
se ve y aun de lo que no se ve. Los
amigos de Job se comportaban como si ellos mismos fueran dioses, quienes podían
juzgas quien estaba bien y quien mal.
Cada vez que nosotros
criticamos a alguien, cuando señalamos los errores de otros, cada vez que juzgamos que está bien y que mal en la vida de
las demás personas, dejamos ver la soberbia, el corazón rígido y lleno de dolor. ¿Quién nos ha puesto como jueces de los demás
para decir si hacen bien o no? Somos tan
imperfectos y frágiles como aquellos que juzgamos y criticamos. En realidad nosotros mismos hacemos lo que
señalamos y vivimos en medio de tanto error como la gente a la que criticamos. “Vemos
la pajita en el ojo de nuestros padres, hijos, amigos y conyugue, sin querer
ver la viga enorme que traemos en nuestro propio ojo”
No somos Dios como
para determinar que está bien y que está mal.
No tenemos la verdad. No vivimos
perfectamente ni tenemos el control sobre el conocimiento, la creación y mucho
menos sobre las personas. Dejemos ce
juzgar. Ya no critiquemos más a los
cercanos. Mejor demos lo que Dios nos ha
dado: aceptación, amor y tolerancia a nuestra propia imperfección. Porque a pesar de todo lo mal que hemos
vivido “no nos ha destruido” Si eso
hemos recibido, ¿porque tenemos que bridar a los nuestros palabras duras?
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