NO HAY BENDICION SIN PRUEBA
»Con
pasto en el pesebre,
no hay burro que rebuzne
ni buey que brame.
6 Con sal, toda comida es buena;
¡hasta la clara de huevo es sabrosa!
7 Pero lo que estoy sufriendo,
¡sabe peor que comida sin sal!
no hay burro que rebuzne
ni buey que brame.
6 Con sal, toda comida es buena;
¡hasta la clara de huevo es sabrosa!
7 Pero lo que estoy sufriendo,
¡sabe peor que comida sin sal!
8 »¡Cómo quisiera que Dios
me diera lo que le pido:
9 que de una vez me aplaste,
y me deje hecho polvo! (Job 5: 5-9)
me diera lo que le pido:
9 que de una vez me aplaste,
y me deje hecho polvo! (Job 5: 5-9)
Qué fácil es sonreír
cuando todo es color de rosa. Cuando las
cosas que deseamos están pasando en nuestra vida. Qué fácil es entender las
cosas de Dios cuando cumple el deseo de nuestro corazón, sin embargo cuando
todo se vuelve negro ante nuestros ojos perdemos la confianza en Dios y permanecemos en la queja. Job se encontraba en ese punto. No podía entender porque su Dios permitía que
pasara por esas circunstancias.
Nosotros no somos muy
diferentes. Mientras Dios concede las
peticiones de nuestro corazón en fácil vivir, sonreír, pasárnoslo bien. Sin embargo cuando las cosas se ponen en
nuestra contra no dejamos de quejarnos de todo y por todo. No es difícil entender el proceder de Dios
pues creemos que nos “hemos portado bien” y por tanto merecemos ser
bendecidos. Como Job delimitamos la
bendición al hecho de recibir lo que deseamos y olvidamos que ser bendecidos es
recibir lo que Dios ha planeado para nosotros.
Aunque para llegar ahí primero haya que ser limpiado y cambiados.
Pasar por tiempo difíciles
habla más de que Dios está trabajando en nuestra vida, que el hecho de que nos
desapruebe. Dios “no da sopas instantáneas” El prefiere “cocinar la cena” a nuestro lado
aunque lleve más tiempo, pero sin duda será mejor y más nutritiva.
Dejemos la
queja. Dejemos de ser chicos caprichosos
y aprendamos de los tiempos duros. Es
ahí donde Dios nos prepara para ser las personas que pueden vivir en bendición.
No hay bendición sin tiempo de prueba y no hay bendición sin madurez de
vida. Todo lo demás es una bonita
retorica llena de humanismo que nos hace olvidar que somos hijos llamados a
vivir como Él vive y no como esta sociedad post modernista lo hace.
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