MEJOR LO ALABO


 
 
El día en que los ángeles se reunían con Dios, también el ángel acusador se presentó, y Dios le dijo:

—¡Hola! ¿De dónde vienes?

Y el acusador contestó:

—Vengo de recorrer toda la tierra.

Entonces Dios le preguntó:

—¿Qué piensas de Job, mi fiel servidor? No hay en toda la tierra nadie tan bueno como él. Siempre me obedece en todo y evita hacer lo malo, y me sigue obedeciendo, a pesar de que me convenciste de hacerle mal sin ningún motivo.

El ángel acusador le contestó:

—¡Mientras a uno no lo hieren donde más le duele, todo va bien! Pero si de salvar la vida se trata, el hombre es capaz de todo. Te aseguro que si lo maltratas, ¡te maldecirá en tu propia cara!

Dios le dijo:

—Muy bien, te dejaré que lo maltrates, pero no le quites la vida.

En cuanto el acusador se marchó, llenó a Job con llagas en todo el cuerpo. Por eso, Job fue a sentarse sobre un montón de ceniza, y todo el día se lo pasaba rascándose con una piedra. Su esposa fue a decirle:

—¿Por qué insistes en demostrar que eres bueno? ¡Mejor maldice a Dios, y muérete!

10 Pero Job le respondió:

—No digas tonterías. Si aceptamos todo lo bueno que Dios nos da, también debemos aceptar lo malo.

Y a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no pecó contra Dios diciendo algo malo. (Job 2:1-10)

 
Somos parte de una generación en donde solo es algo es bueno o provechoso si nos gratifica.  El sufrimiento, dolor, retos o dificultades son evaluados como situaciones que se deben evitar a toda costa y si no se puede lograr por lo menos vivir en la queja permanente.  La mujer de Job, nunca mostro amor o compasión hacia él.  Más bien le era carga verle en la condición en la que se encontraba su esposo.  Si sufría, se dolía o estaba en angustia no importaba, lo que realmente importaba era su molestia al ver que su  estilo de vida se caía.

Es triste ver como aun en la iglesia se nos enseña a valorar mal la vida.  Es común escuchar predicas cuyo principio de fondo se centra en la verdad de que si no tenemos lo que deseamos o “soñamos” es porque “algo” está mal en la vida.  Se nos enseña a anhelar la satisfacción a toda costa y desvalorar los tiempos de lucha y prueba.  Job pasaba por un tiempo en las cosas no irían bien.  Sería un tiempo en donde lo logrado se perdería, los sueños se desvanecerían y la fuerzas para vivir serían escazas.  Pero también sería un tiempo en donde todo “el lastre” acumulado en la vida de este hombre quedaría en el pasado.  Dios estaba permitiendo ese dolor en la vida de Job para que pudiera disfrutar con una nueva visión la vida que tendría por delante.  Es por ello que debemos aprender a enfrentar las luchas de la vida con n corazón agradecido, pues sin duda lo que Dios hace en nuestra vida será en su tiempo bendición.

Nunca digamos algo malo de Dios, ni le echemos la culpa por nuestro dolor.  Tampoco hagamos a los consejos de quienes pretenden llevarnos a estar lejos de quien nos ha amado desde la eternidad. Mejor adoremos, aprendamos, descansemos y caminemos junto a Dios no solo cuando tengamos motivos para reír, sino también cuando estemos pasando por un tiempo en donde estamos siendo “arreglados”
 
 

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