AGRADECIDOS EN TODO TIEMPO
13-14 Un día, mientras los hijos y las hijas de Job
celebraban una fiesta en casa del hermano mayor, llegó un mensajero a decirle a
Job: «¡Unos bandidos de la región de Sabá nos atacaron y se robaron los
animales! Nosotros estábamos arando con los bueyes, mientras los burros se
alimentaban por allí cerca. 15 De
repente, esos bandidos comenzaron a matar gente, y sólo yo pude escapar para
darle la noticia».
16 Todavía estaba hablando ese
hombre cuando otro mensajero llegó y le dijo a Job: «¡Un rayo acaba de matar a
las ovejas y a los pastores! ¡Sólo yo pude escapar para darle la noticia!»
17 No terminaba de hablar ese
hombre cuando otro mensajero llegó y le dijo: «¡Tres grupos de bandidos de la
región de Caldea nos atacaron, mataron a los esclavos, y se llevaron los
camellos! ¡Sólo yo pude escapar para darle la noticia!»
18 Todavía estaba hablando ese
hombre cuando un cuarto mensajero llegó y le dijo a Job: «Todos sus hijos
estaban celebrando una fiesta en casa de su hijo mayor. 19 De repente, vino un fuerte
viento del desierto y derribó la casa. ¡Todos sus hijos murieron aplastados!
¡Sólo yo pude escapar para darle la noticia!»
20 En cuanto Job oyó esto, se
puso de pie y rompió su ropa en señal de dolor; luego se rasuró la cabeza y se
inclinó hasta el suelo para adorar a Dios. 21 Y dijo:
«Nada he traído a este mundo,
y nada me voy a llevar.
¡Bendigo a Dios cuando da!
¡Bendigo a Dios cuando quita!»
y nada me voy a llevar.
¡Bendigo a Dios cuando da!
¡Bendigo a Dios cuando quita!»
22 Y
a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no ofendió a Dios ni le echó la
culpa. (Job 1:13-22)
Tenemos el mal hábito da dar
gracias a Dios solo cuando las cosas van bien, pero cuando lo que ocurre en
nuestro entorno nos afecta negativamente, nos lamentamos, deprimimos y
enojamos.
Job empezó a pasar por tiempos
duros. Perdió a sus hijos en un mismo
día. El golpe debió ser muy duro, sin
embargo el jamás se echó al suelo a
renegar de Dios. Aun en medio de la
lucha más cruenta Job mantuvo una actitud de agradecimiento y adoración hacia
Dios. La palabra nos enseña que debemos
dar gracias a Dios por todo y ello incluye los malos momentos que enfrentamos
en la vida. Las crisis económicas, laborales, familiares, matrimoniales, de
salud, etc. Dios no espera ser
reconocido en nuestra vida solo cuando evaluamos los hechos de nos suceden como
buenos, sino también en medio de las situaciones que implican retos, dolor,
desesperanza y tristeza. Ser adoradores
cando todo va bien es fácil, pero fuimos llamados a adorar y servir en todo
tiempo.
No nos quejemos, mejor
adoremos. Reconozcamos la grandeza de
nuestro Dios aun en medio de las cosas que son desagradables y venzamos en la
lucha con adoración, gratitud y sumisión
a quien nos ha dado todo y quien ha sido nuestro Dios aun y cuando nosotros
muchas veces le hemos dado la espalda.
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