¿Y ELLOS SI SABEN A DONDE VAN?..
Los
enemigos de los judíos se dieron cuenta de que éstos habían regresado del exilio[a] en Babilonia y estaban reconstruyendo el
templo de su Dios. 2 Así
que fueron ver a Zorobabel y a los jefes judíos, y les dijeron:
—Déjennos
ayudarlos a reconstruir el templo de Dios. Nosotros adoramos al mismo Dios que
ustedes. Desde que el rey Esarhadón de Asiria nos trajo a vivir aquí, hemos
estado presentando ofrendas a Dios.
3 Pero Zorobabel, Josué y los otros jefes judíos
contestaron:
—No
podemos aceptar la ayuda de ustedes. Sólo nosotros podemos reconstruir el
templo de nuestro Dios, porque así nos lo ordenó el rey Ciro de Persia.
4 Entonces la gente que vivía allí trataba de
desanimar a los judíos y meterles miedo para que no reconstruyeran el templo.
5 Además, les pagaron a
algunos asistentes del gobierno para que no los dejaran continuar con la reconstrucción.
Esto sucedió durante los reinados de Ciro y de Darío, reyes de Persia.
(Esdras 4:1-5)
Si revisamos, muchas
veces claudicamos de nuestros proyectos personales, sueños y de hacer la
voluntad de Dios, porque hemos dejado que alguien nos influencie de manera
negativa. Cuando la generación de
Zorobabel empezó los trabajos de edificar el templo, hubo gente que se empeñó
en desanimarlos, confundirlos, manipularlos y hasta enfocarlos en asuntos triviales.
Permitir que la
opinión de los demás determine nuestra vida sin saber si ella (la opinión) nos
llevará a los resultados a los que fuimos llamados, es uno de los errores más
comunes que cometemos y que sin duda producirá con el tiempo mucha frustración. Es difícil encontrar amigos, compañeros de
trabajo o estudios, familiares, etc. Que den una palabra de aliento, consejos
libres de envidia o rivalidad o apoyo incondicional. No siempre, pero mucho de lo que otros nos
aconsejan está basado en el dolor no resulto de su alma y ello en lugar de
producir buen fruto en nuestra vida, nos dará los mismos resultados que a ellos
les han frustrado. Sin embargo no
resulta difícil verlo y nos embarcamos en nuevas direcciones que nada tienen
que ver con aquello que nos propiciamos desde un principio.
¿Miedo, inseguridad,
necesidad de aceptación, deseo de conformidad al grupo? Lo que sea.
Pero la realidad es una, terminamos en caminos extraños a los que nunca
fuimos llamados por Dios, llorando lo mismo que nuestros consejeros también han
llorado. La generación de Zorobabel fue también,
como nosotros expuesta al mismo reto pero dieron la respuesta correcta: ¡No!
Permanecieron fieles a la visión de Dios, al compromiso mutua de hacer lo
correcto y a lo que habían sido llamados y no permitieron que gente con dolor
en el alma los desviaran de la ruta que se habían trazado.
No te boicotees. No permitas
que te desvíen de la voluntad de Dios, no dejes que el dolor de otros se
convierta en tu dolor. Comprométete con lo
que Dios te ha pedido, con tu planes personales, con el deseo de tu corazón y
camina en esa dirección y si necesitas consejo, ve con quien ha mostrado
lealtad en tu vida, ve a la Palabra, busca el consejo de quien es autoridad
sobre ti y escucha con atención esas voces y deja de lado a quienes por
envidia, dolor o frustración de guiaran al mismo hoyo en el que están metidos.
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