PROMETER NO EMPOBRECE, CUMPLIR SI...


 
 
 
 
 
28-29 Todos los demás ciudadanos, incluidos los sacerdotes, los ayudantes, los vigilantes de las entradas, los cantores y los servidores del templo prometieron obedecer todos los mandamientos de Dios. Todos estos se habían apartado de los extranjeros que vivían en esa región, para obedecer lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés. Lo mismo hicieron sus parientes y jefes, junto con sus esposas y sus hijos mayores de doce años.

30-39 Todos nosotros nos comprometimos a cumplir con lo siguiente:

«Ninguno de nuestros hijos o hijas se casará con gente de otro país.

»Si un extranjero viene a vendernos trigo u otros productos en día sábado o en cualquier otro día festivo, no le compraremos nada.

»Cada siete años dejaremos de trabajar la tierra y perdonaremos lo que se nos deba.

»Cada año daremos una contribución de cuatro gramos de plata para los gastos del templo de nuestro Dios. Eso servirá para comprar el pan dedicado a Dios, el cereal y los animales para la ofrenda diaria, las ofrendas de los sábados y de luna nueva, y de todas las otras fiestas religiosas. También servirá para comprar las ofrendas por el perdón de nuestros pecados, y para las ofrendas en general.

»Cada año los sacerdotes y sus ayudantes, junto con todo el pueblo, echarán suertes para saber a qué grupo familiar le toca traer la leña que debe ser ofrecida y quemada sobre el altar de nuestro Dios, según lo que está escrito en el libro de la Ley.

»Cada año traeremos al templo de Dios las primeras cosechas de lo que produzcan nuestras tierras, y los primeros frutos de nuestros árboles.

»Presentaremos nuestros primeros hijos ante los sacerdotes del templo, para dedicarlos a Dios. Además llevaremos el primer ternero de cada vaca y el primer cordero de cada oveja.

»Llevaremos a los sacerdotes la masa hecha con el primer trigo de nuestras cosechas, los primeros frutos de nuestros árboles, el primer vino, y el primer aceite. Ellos lo guardarán en los almacenes del templo de nuestro Dios.

»Entregaremos a los ayudantes de los sacerdotes la décima parte de lo que produzcan nuestras tierras, porque a ellos les toca recoger esas contribuciones en nuestras poblaciones.

»Un sacerdote descendiente de Aarón acompañará a los ayudantes cuando vayan a recoger los diezmos, y luego ellos llevarán una décima parte de esa contribución a los almacenes del templo de nuestro Dios. Todos nosotros llevaremos las contribuciones de trigo, vino y aceite a los almacenes donde se guardan los utensilios del templo, y de los sacerdotes, ayudantes, vigilantes de las entradas y cantores.

»Nunca descuidaremos el templo de nuestro Dios». (Nehemìas 10:28-29)

 
Decir, Yo quiero obedecer a Dios y hacer no solo lo correcto sino lo mejor en mi vida, es fácil,  todos de alguna manera lo hechos dicho por lo menos una vez en la vida, pero es muy difícil decir, yo obedeceré a Dios y después de ello enumerar las cosas en las que tomamos el compromiso de obedecer.  Nehemías y los suyo lo hicieron.  Decidieron dejar la retórica y actuaron como gente madura: se comprometieron con Dios y con los suyos.

Desear casi siempre termina en abandono.  Es decir muy pocas veces nos esforzamos en conseguir o vivir aquello que deseamos.  Esto es como el refrán que reza: “Prometer no empobrece, cumplir si…”  Sin duda deseamos hacer lo bueno, pero muy pocas veces terminamos haciendo lo bueno, ni como esposos, padres, hijos, amigos, estudiantes, trabajadores o empresarios.  Normalmente hacemos lo que nos conviene o solo lo que somos capaces de hacer en base a nuestra experiencia de vida o madurez.

¿En que necesitas hoy obedecer?  ¿Qué es lo que debes de dejar de hacer y que no te permite caminar libremente con Dios? ¿Qué debes de dejar de creer que no te lleva a ser el poso o esposa que tu conyugué necesita para sentirse amado, valorado, especial y ser una mejor persona a tu lado? ¿De qué forma debes integrar nuevas prioridades a tu vida para ser el padre que tus hijos necesitan? ¿Qué cosas estás viviendo fuera de la voluntad de Dios y que te atan a pecados, sentimientos dolorosos, relaciones que no te llevan a nada y de las cuales codependes?  ¿En qué debes hoy obedecer a Dios a lo cual te comprometes?

Dios no espera de nosotros buenos deseos, sino acciones concretas de obediencia que nos permitan llegar a ser en su gracia, aquello que Él ya ha dicho de nosotros.  Actuar de otra forma siempre será un error y el dolor tomara control de nuestra vida.
 
 

Comentarios

Entradas populares