¿Y EL ALTAR EN TU VIDA?

 
 
En el mes de Etanim,[a] los judíos ya se habían instalado en sus pueblos, así que fueron a reunirse en Jerusalén. Entonces el sacerdote Josué hijo de Josadac, y los demás sacerdotes comenzaron a construir el altar de Dios, junto con Zorobabel hijo de Salatiel y sus parientes. Hicieron esto para poder ofrecer allí ofrendas para el perdón de los pecados, de acuerdo con las instrucciones que Moisés había dado. A pesar de que tenían miedo de la gente que vivía en ese lugar, colocaron el altar donde había estado antes, presentaron a Dios ofrendas por la mañana y por la tarde. 4-5 También celebraron la fiesta de las enramadas de acuerdo con lo que ordenaba la ley, y ofrecieron diariamente la cantidad de ofrendas que correspondía. También ofrecieron las ofrendas acostumbradas en la fiesta de la luna nueva y en todas las fiestas dedicadas a Dios. Además daban a Dios ofrendas voluntarias. Y aunque todavía no habían empezado la reconstrucción del templo, desde el primer día del mes de Etanim comenzaron a presentar a Dios ofrendas para el perdón de pecados. (Esdras 3:1-6)

¿Cómo está el altar de Dios en tu vida? En el caso de quienes regresaron a Jerusalén, lo encontraron destruido.  Todo el esplendor del pasado había quedado en el olvido, por lo que, ahora que estaban de regreso, lo primero que hicieron fue poner el altar para adorar a Dios y buscar, de la forma que entendían, reconciliación entre ellos y Él.

Asumimos que nuestra relación con Dios es buena porque vamos a la iglesia cada domingo, faltamos poco, damos ofrendas, nos llevamos con la gente que también asiste y los líderes no tienen queja de nosotros porque cumplimos con las norman que nos refieren para entender nuestro proceder como  “bueno”  Pues te tengo una noticia.  Eso no es amistad con Dios, es religión.  Solo eso y nada más.  Enfatizar en que “debemos de cumplir”, “hacer” o “satisfacer” solo demuestra que el altar de Dios en nuestra vida esta tan arrumbado como el que encontraron aquellos que regresaron con Zorobabel.  En el reino las reglas tienen su lugar, pero si para algo no sirven, es para medir la intensidad, seriedad y frescura de nuestra relación con Dios.

El altar en nuestra vida se construye a través de caminar con Dios. De priorizarlos en cada momento del día, de aprender a vivir como Él lo hace y de interiorizar los valores de su reino en nuestra vida. El alar es una vida de adoración.  Una vida que disfruta hacer la voluntad de Dios, porque ha entendido que en ella hay felicidad y buenos frutos. Es un estilo de vida en donde y aun a pesar de los problemas, se vive con la gratitud y la canción en los labios reconociendo la bondad y fidelidad de Dios.  El altar es una forma de vida en la que no solo se disfruta ir a la casa de Dios, son más bien de convivir con El sin apariencias, sin necesidad de manipular y en entrega total a quien todo lo ha dado por nosotros sin tener necesidad de hacerlo.

Reconstruyamos el altar de Dios en nuestra vida.  Disfrutemos de estar a su lado y vivamos expresando gratitud en obediencia, transparencia de vida y amor a los de corazón roto.

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