¿SABES LO QUE PIDES?
Esa noche, Dios se
le apareció a Salomón y le dijo:
—Pídeme
lo que quieras, y yo te lo daré.
8-10 Salomón le respondió:
—Mi
Dios, tú fuiste muy bueno con mi padre David, y a mí me has puesto a reinar en
su lugar. Ser rey de un pueblo tan numeroso que no se puede contar, es muy
difícil. Por eso, ahora te ruego que cumplas lo que le prometiste a mi padre.
¡Dame sabiduría e inteligencia para que pueda gobernar a un pueblo tan grande
como el tuyo! Porque sin tu ayuda, nadie es capaz de hacerlo. (1 Crónicas
1:7-10)
¿Sabemos lo que
pedimos? ¿Sabemos que pedir? ¿Sabemos para que pedimos a Dios lo que le
pedimos? Salomón pidió lo corrector porque pidió para los propósitos de Dios.
Nosotros pedimos en
base a nuestros intereses, deseos y necesidades, pero nunca consideramos el propósito
de Dios. Cometemos el error de ver a
Dios como si fuera “santa” Él no está
ahí para cumplir nuestros deseos. No es
el “genio” de Aladín. Dios es soberano
el principio, centro y fin de la historia y nosotros debemos aprender que
vivimos por Él y para Él, por lo tanto nuestro deseo se cumple cuando su
voluntad se realiza. Por ello David
decía que el hacer la voluntad de Dios le había agradado.
La respuesta a
nuestra necesidad es el resultado de la gracia de Dios en nuestra vida. Es la consecuencia directa de hacer lo que Él
está haciendo. Es la resultante de estar
dispuesto a pedir lo que Él quiere.
Salomón encontró todo y aún más de lo que deseaba y necesitaba cuando en
humildad se negó a su deseo y estuvo dispuesto a pedir la voluntad de Dios. Solo así podemos ver la respuesta que
anhelamos y nuestras necesidades cubiertas. ¿Lo haremos?
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