¿HACEMOS NUESTRA PARTE?
Además, David le indicó a
Salomón quiénes quedarían bajo sus órdenes y lo ayudarían a construir el
templo: los sacerdotes y sus ayudantes, que por turnos prestarían sus servicios
en el templo de Dios; los obreros expertos en trabajos manuales; los jefes y todo
el pueblo en general.
Luego, David le dijo a
Salomón:
«¡Sé fuerte y valiente!
¡Cumple con tu trabajo y construye el templo de Dios! ¡No tengas miedo ni te
desanimes, porque Dios siempre estará contigo! Él no te dará la espalda ni te
abandonará». (1 Crónicas 28:20-21)
No hay forma de alcanzar las
metas sin fuerza y valentía. El trabajo
duro no puede ser sustituido de ninguna manera.
David había recomendado a su hijo confiar en Dios y depender de Él en
todo momento, le había declarado que si era obediente y se ajustaba a la verdad
de Dios, Éste jamás lo abandonaría, sin embargo tenía un consejo más: Trabajo
fuerte y valentía.
Dios hace su parte y siempre es
fiel en cumplirla. Él ha prometido que
estará a nuestro lado en todo momento y sin duda lo estará, Él ha prometido que
proveerá para nuestra necesidad y sin duda lo hará, Él ha dicho que caminará
junto a nosotros y nos sostendrá en medio de la prueba y claro que cumplirá con
ello también, pero ¿y nosotros? ¿Cuál es nuestro compromiso? Sin esfuerzo y valentía nunca habrá meta
alcanzada. Sin sudor jamás veremos
nuestros anhelos hechos realidad. Dios
nos provee por su gracia, pero esa provisión siempre debe ir acompañada de
nuestro accionar y fe.
Dios jamás nos quitará la
oportunidad de sudar la camiseta, de cansarnos en la vida, de tener que luchar
contra un sin número de dificultades y con ello entrar en la línea de ser
confrontados, expuestos y transformados por su amor y gracia.
Dios sin duda cumplirá su parte,
nosotros ¿seremos esforzados y valientes para cumplir la nuestra?
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