¿EN VICTORIA O ARRASTRAMOS LA COBIJA?




Después de esto, David y todo el ejército de Israel fueron a conquistar Jerusalén, que en ese tiempo se llamaba Jebús. Era una ciudad con murallas, conocida como la fortaleza de Sión. Como los jebuseos estaban seguros de que David no podría conquistar la ciudad, le mandaron a decir: «No podrás entrar a la ciudad».

Entonces David le dijo a sus soldados: «¡Al primero que mate a un jebuseo, lo haré general y jefe del ejército!» Joab hijo de Seruiá, fue el primero en hacerlo, y David lo hizo jefe.

Luego de haber conquistado la fortaleza de Sión, David se quedó a vivir en Jerusalén y la llamó «Ciudad de David». Más tarde, construyó alrededor de la ciudad una muralla, la cual iba desde la rampa hasta el palacio.

Y cada día David tenía más y más poder, pues el Dios todopoderoso lo ayudaba. (2 Crónicas 11:4-9)

 

Todos queremos alcanzar nuestras metas.  De alguna manera nos esforzamos para ver nuestros sueños hechos realidad o aquello que nos proponemos alcanzar.  Sin embargo no siempre llegamos a donde queremos y si somos honestos la gran mayoría de las veces nos pasa así.

 

El texto refiere que David cada día conquistaba sus metas y tenía más poder, porque “Dios todo poderoso” lo ayudaba.  Es decir, este rey no alcanzaba sus metas por cuenta propia.  Sí, se esforzaba y ponía todo su interés y entusiasmo, pero no era ello lo que marcaba la diferencia.  Era Dios abriendo camino delante de El.  David entendía perfectamente que solo ser amigos de Dios, ajustarse a su voluntad y vivir haciendo lo que el demanda es la única vía para en verdad alcanzar todas las metas en la vida.

 

Nosotros tratamos de pensar que ir el domingo a la reunión de la iglesia es suficiente.  Que ello en si mismo es caminar y ser amigos de Dios, que ese hecho nos abrirá la puerta de la bendición.  No.  La victoria no está en cumplir con una regla.  La victoria esta en depender de Dios.  Depender de Dios al fijar la meta, al esforzarnos en trabajar para ello y en disfrutar lo logrado.  David llego a ser rey porque supo esperar en las promesas de Dios y lo hizo porque camino a su lado cada día.  La victoria en la vida no está en el esfuerzo sino en la confianza en que Dios hará lo mejor para nosotros.  Solo ello nos llevará aún más lejos de lo que pensamos y pedimos.


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