¿CUAL ES TU NECESIDAD?...



En esos días, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. El profeta Isaías fue a visitarlo y le dijo: «Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes».

Entonces Ezequías volvió su cara hacia la pared y oró a Dios así: «Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido sincero contigo, y te he agradado en todo». Luego Ezequías lloró con mucha tristeza. Isaías lo dejó, pero antes de salir al patio central del palacio, Dios le dijo:

5-6 «Vuelve y dile al rey, que yo, el Dios de su antepasado David, escuché su oración y vi sus lágrimas. Dile que voy a sanarlo, y que le daré quince años más de vida. Dentro de tres días ya podrá venir a mi templo para adorarme. Además, por amor a mí mismo, y a David, quien me fue fiel en todo, salvaré a Ezequías y a Jerusalén del poder del rey de Asiria». (2 Reyes 20:1-6)

¿Qué es lo que necesitas? ¿Cuál es tu petición delante de Dios? ¿Un trabajo, una familia, un aumento en tu sueldo, sanidad física, madurez, felicidad, paz, una vida en armonía, contentamiento?  No importa cuál sea tu necesidad, Dios te dará aún más abundantemente de lo que pides o crees necesitar.  Ezequías pidió sanidad y no solo la recibió de parte de Dios, sino que con ella Dios suplió aún más allá de lo que este rey creía necesitar.  Recibió protección y victoria sobre sus enemigos.

Quizá hoy tú creas que necesitas algo que estas pidiendo a Dios, pero Él quiere darte aún más de todo aquello que piensas necesitar.  Tenemos un Dios que ve más allá de lo que nosotros vemos y que nos conoce aún más de lo que nosotros nos conocemos.  Él quiere suplir todas tus carencias conforme a sus riquezas en gloria y no solo en base a tus deseos o emociones.  El quieres proveernos porque en verdad nos ama y por ello quiere proveernos lo correcto no solo  lo mejor.  Él quiere darnos la bendición exacta para que podamos vivir felices y satisfechos.  Y no lo hace porque seamos buenos o cumplamos con todo lo que la iglesia nos pide, sino porque nos ama de la manera correcta.

Confía en Dios, exponle tu causa y espera a que Él provea la bendición aquello que sabe necesitas.


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