DESOBEDECER NO PAGA...



Joram hijo de Josafat comenzó a reinar en Judá cuando Joram hijo de Ahab ya tenía cinco años de gobernar en Israel. 17 Joram hijo de Josafat tenía treinta y dos años cuando comenzó a reinar. La capital de su reino fue Jerusalén, y su reinado duró ocho años. 18 Joram desobedeció a Dios, al igual que los otros reyes de Israel, y en especial los de la familia de Ahab, porque se casó con la hija de Ahab. 19 A pesar de eso, Dios no quiso destruir a Judá por amor a David, quien le fue fiel, y a quien Dios le había prometido que su familia siempre reinaría.
20 Durante el reinado de Joram, el país de Edom se rebeló contra Judá. Los edomitas ya no querían seguir bajo el dominio de Judá, y por eso nombraron su propio rey. 21 Joram se puso en marcha hacia Saír con todos sus carros de combate. Los edomitas los rodearon, pero Joram y los capitanes de sus carros de combate se levantaron de noche y los atacaron. Sin embargo, el ejército de Edom logró escapar. 22 Hasta el momento en que esto se escribió, Judá no pudo volver a dominar a los edomitas, como tampoco volvió a controlar la ciudad de Libná.
23 Todo lo que hizo Joram está escrito en el libro de la historia de los reyes de Judá. 24 Cuando murió, lo enterraron en la Ciudad de David, en la tumba de sus antepasados. Después, su hijo Ocozías reinó en su lugar. (2 Reyes 8:16-24)
La gracia de Dios es inmensa.  La Biblia dice que por su misericordia no somos destruidos, sin embargo nuestro deber como hijos es, por un lado, descansar en esa misericordia, pero también no abusar de ella.  Joram fue un hombre que hizo lo malo como lo hizo su padre y su abuelo.  El confiaba en que era parte del “pueblo de Dios”.  Sus acciones nunca se ajustaron a lo que Dios pedía de él.
Hoy día nos pasa igual.  De jóvenes  criticamos a nuestros padres y adultos que nos rodean y años después terminamos haciendo lo mismo que ellos.  Como vemos que “nada pasa” y que la gracia es enorme, seguimos en nuestra conducta de error sin considerar que lo que hacemos no es aquello a lo que hemos sido llamados.
Lastimamos a quienes nos rodean con nuestras palabras, hacemos que la gente que nos quiere o ama se sientan desilusionados de nosotros al verse usados, manipulados, rechazados o poco valorados.  No somos los padres que nuestros hijos necesitan para su desarrollo e independencia, criticamos con facilidad y nos involucramos en chismes.  Desobedecemos las instrucciones de nuestros padres sin importarnos las consecuencias y sobre todo dejamos a Dios fuera de nuestra vida alardeando con ello que nosotros somos capases de hacer lo correctos sin Él de compañía.
Joram no termino bien su vida dado que nunca obedeció a Dios.  Lo mismo nos espera si actuamos como él.  La gracia es enorme, pero Dios nos ama tanto que jamás impedirá que las consecuencias por nuestro error lleguen a nuestra vida.

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