SIN VENGANZAS


Cuando los sirios ya se acercaban para atacar a Eliseo, éste oró a Dios diciendo: «Te ruego que esta gente se quede ciega». Y todos los soldados de Siria se quedaron ciegos, tal como Eliseo le había pedido a Dios.
19 Entonces Eliseo les dijo: «Éste no es el camino, ni ésta es la ciudad que ustedes buscan. Síganme y los llevaré a donde está el hombre que buscan».
Eliseo los llevó a Samaria, 20 y tan pronto como entraron allí, Eliseo oró: «Dios, devuélveles la vista». Entonces Dios les devolvió la vista, y ellos se dieron cuenta de que estaban en plena ciudad de Samaria.
21 Cuando el rey de Israel vio al ejército de Siria, le preguntó a Eliseo:
—Señor, ¿los mato? ¿Los mato a todos?
22 Eliseo contestó:
—No los mates. No se debe matar a los prisioneros de guerra. Dales pan para comer y agua para beber, y déjalos regresar a donde está su jefe.
23 Entonces el rey preparó una gran fiesta para ellos. Después que comieron y bebieron, los despidió; entonces ellos volvieron a donde estaba su jefe. A partir de ese día, los sirios no molestaron más a los israelitas. (2 Reyes 6:18-23)
Sin duda alguna actuar en venganza en un impulso que todo tenemos de vez en vez y ante el cual, sucumbimos muchas veces.  Eliseo puso al ejército sirio en manos del reye de Israel, sin embargo en lugar de vengarse matándolos, les atendieron y los despidieron.  Actuar con misericordia es la naturaleza de los hijos de Dios y una conducta que hay que cultivar.
Muchas veces sentimos la necesidad de sacar nuestro coraje ante aquellos que han actuado mal en nuestra contra.  Deseamos tomar venganza por el mal trato de un jefe, por la palabra hiriente o la falta de atención de un conyugue, por la conducta abusiva de un hermano, por la traición de un amigo o por el desinterés de una padre.  Sin embargo no es bueno. ¿Por qué?  Porque la venganza es de Dios no nuestra.  El no ha llamado a mostrar misericordia.  Eso no significa que nos dejemos abusar por otros, sino más bien, “dar” bien, aquel que algunas vez nos hizo mal.  Así es Dios con nosotros.
No nos venguemos.  Dejemos eso en las manos de Dios.  Nosotros tengamos misericordia tal y como Dios la tiene con nosotros aun y a pesar de que le lastimamos cada día con nuestro proceder.  Seamos amables, demos buena respuesta, ayudemos, compartamos una sonrisa.  Eso es una mejor conducta y nos ayudará a tener un corazon emocionalmente sano y limpio delante de Dios.

Comentarios

Entradas populares