VIVIR EN LEALTAD
Un día, David les preguntó a sus asistentes y consejeros: «¿Vive todavía algún familiar de Saúl, a quien yo pueda ayudar en memoria de Jonatán?»
2 Entonces llamaron a Sibá, que había estado al servicio de Saúl. Cuando Sibá llegó a la presencia de David, éste le dijo:
—¿Eres tú Sibá?
Y él respondió:
—Para servir a Su Majestad.
3 Y el rey David le preguntó:
—¿Vive todavía algún familiar de Saúl? Dios ha puesto en mi corazón un gran deseo de ayudarlo.
Sibá le contestó:
—Aún vive un hijo de Jonatán, que no puede caminar. Se llama Mefi-bóset.
4 David le preguntó dónde estaba, y Sibá le respondió:
—Vive en Lodebar, en la casa de Maquir hijo de Amiel.
5 El rey mandó traer a Mefi-bóset, 6 y cuando Mefi-bóset llegó al palacio, se inclinó delante de David en señal de respeto. Entonces David exclamó:
—¡Mefi-bóset!
—¡Para servir a Su Majestad! —respondió.
7 David le dijo:
—No tengas miedo, en memoria de tu padre Jonatán, voy a cuidar de ti. Voy a devolverte todas las tierras de tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante comerás en mi mesa. (2 Samuel 9:1-7)
Ser leales es una conducta que no se ve mucho hoy día. Cumplir las promesas se ha convertido en algo relativo y opcional. David recordó que había prometido a su amigo Jonathan que cuidaría de su familia, así que asentado en el trono se dio a la tarea de cumplir su promesa. Pudo haberlo olvidado, se pudo hacer de la vista gorda. Y sin embargo no lo hizo. ¿Por qué? Porque en verdad le daba valor a la amistad que había tenido con Jonathan.
No somos leales a nuestra pareja, a nuestros hijos a nuestros amigos o a nuestra iglesia porque realmente no le damos el valor que merecen. Por ello fácilmente incumplimos nuestras promesas aun a Dios mismo. Vivir en el Reino de Dios es aprender a vivir en lealtad. Es aprender a cumplir nuestros compromisos con aquellos que nos rodean. Es valorar a las personas por quienes son y respetar sus diferencias. Vivir en el Reino de Dios se trata de valorar todo aquellos que los demás hacen por nosotros o sienten por nosotros y cuidarlos. Vivir en el Reino de Dios es vivir en lealtad hacia los demás.
Revisemos nuestro compromiso hacia nuestra pareja e hijos, hacia nuestros amigos e iglesia y si se hace visible dejos de deslealtad, es tiempo de volvernos a Dios para pedirle que nos enseñe a vivir siendo leales como Él lo es.
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