SIN TEMOR AL FUTURO




Fue en ese tiempo cuando los filisteos reunieron a su ejército para pelear contra Israel. Entonces Aquís le ordenó a David:
—Tú y tus hombres deben venir conmigo a la guerra.
—¡Claro que sí! —le contestó David—. Ahora va usted a ver de lo que soy capaz.
—Muy bien —dijo Aquís—. Tú serás mi guardaespaldas.
Saúl consulta a una adivina
3-7 Los filisteos se reunieron en Sunem, y allí pusieron su campamento. Saúl, por su parte, reunió a todo el ejército de Israel y acampó en Guilboa.
Cuando Saúl vio al ejército filisteo, le dio muchísimo miedo. Entonces consultó con Dios qué debía hacer. Pero Dios no le contestó, ni en sueños, ni por medio de suertes ni de profetas.
Saúl no podía recurrir a Samuel para consultar a Dios, porque Samuel ya había muerto. La gente había llorado mucho por su muerte, y lo habían enterrado en Ramá, el pueblo donde había nacido.
Además, como Saúl mismo había expulsado de Israel a todos los adivinos y espiritistas, les ordenó a sus ayudantes:
—Busquen a una espiritista. Quiero que me ayude a preguntarle a Samuel lo que debo hacer.
—Hay una en Endor —le dijeron sus ayudantes.
Una noche Saúl se disfrazó y, acompañado por dos de sus hombres, se fue a ver a esa mujer. Cuando llegó, le dijo:
—Quiero que llames al espíritu de un muerto. Necesito preguntarle algo.
La mujer respondió:
—Tú bien sabes que Saúl ha expulsado de Israel a todos los adivinos y espiritistas. Si hago lo que me pides, con toda seguridad me matarán.
10 —Te juro por Dios —le aseguró Saúl— que nadie te castigará si haces lo que te pido.
11 Ella preguntó:
—¿Quién quieres que se te aparezca?
—Llama a Samuel —le contestó Saúl.
12 La mujer obedeció. Pero cuando vio aparecer a Samuel, lanzó un fuerte grito y le dijo a Saúl:
—¡Usted es Saúl! ¿Por qué me engañó?
13 —No tengas miedo —le aseguró el rey—. ¡Dime lo que ves!
Ella le dijo:
—Veo a un espíritu que sube del fondo de la tierra.
14 —¿Y cómo es él? —le preguntó Saúl.
—Es un anciano vestido con una capa —respondió ella.
Al darse cuenta Saúl de que se trataba de Samuel, se inclinó de cara al suelo. 15 Samuel le preguntó:
—Saúl, ¿por qué me llamaste? ¿Por qué no me dejas descansar?
—Estoy desesperado —contestó Saúl—. Los filisteos me hacen la guerra, y Dios me ha abandonado. Ya no me responde, ni en sueños ni por medio de profetas. Por eso te he llamado, para que me digas qué debo hacer.
16 Y Samuel le dijo:
—Si Dios te ha abandonado, y ahora es tu enemigo, ¿para qué me consultas?
17-18 »Dios está haciendo contigo lo que ya te había dicho yo que iba a hacer. Por haberlo desobedecido y no haber matado a todos los amalecitas, Dios te ha quitado el reino y se lo ha dado a David.
19 »Además, los filisteos vencerán mañana a los israelitas, y tú y tus hijos morirán y vendrán a hacerme compañía.
20 Al oír estas palabras de Samuel, Saúl sintió mucho miedo y se desmayó. Las fuerzas le faltaron, pues no había comido nada en todo el día. (1 Samuel 28:1-20)

Hay cosas que solo le pertenecen a Dios, y una de ellas lo es el futuro.  Sin embargo el hombre en su afán de tener el control y manipular, siempre intenta conocer lo que está por venir.  Saúl ya no contaba con la dirección de Dios pero estaba urgido de saber lo que pasaría y que tendría que hacer, y sin empenacho alguno busco alguien que consultara a los muertos.  El resultado fue peor.  Siento más miedo y más dolor.  Nada que no venga de Dios traerá paz a nuestra vida.  Solo la obra de Dios es la única que trae consigo consuelo y paz para quien lo recibe.

Nuestro futuro está en menos de Dios y no en la palabra de los adivinos, en los amuletos o en las letras del horóscopo diario.  Lo que Dios hará en nuestra vida sin duda alguna no nos lastimará.  Quizá no sea lo que esperamos, pero si lo que necesitamos para crecer y madurar.  Sin duda lo que Dios hace en nosotros nos ayudará a aprender a vivir, amar, servir y ser mejores personas cada día.  No necesitamos ir tras quienes dicen adivinar el futuro, pues nosotros somos hijos de quien construye el futuro.

Si queremos una vida segura y si deseamos saber qué hacer con ella, vayamos a Dios, vivamos en su Palabra y seguramente todo aquello que esta está por venir, será para nuestro bien, aun las cosas dolorosas de la vida.  Dios es Dios del futuro y nosotros sus hijos a quienes enseña cada dia a vivir y ser felices. Confiemos en Él y en su magnífica provisión.

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