NUESTRO REFUGIO


Desde entonces David se escondía en las cuevas bien protegidas que había en el desierto de Zif. Y aunque Saúl lo buscaba todo el tiempo, Dios no dejaba que lo encontrara. (1 Samuel 23:14)
La crisis de la vida deja ver nuestra vulnerabilidad.  La enfermedad, el desamor, los problemas financieros y los conflictos con los hijos y pareja sin duda alguna, nos hacen sentir en muchos momentos incapaces.
David tenía de enemigo al rey.   Este se sentía amenazado con la popularidad de David y decidió que era mejor acabar con él a pesar de que era su yerno y el mejor amigo de su hijo.  Fueron años de mucho estrés para la vida de David.  Tuvo que dejar el países en varias ocasiones, se vio obligado a buscar protección para sus padres,  gente que apreciaba murió a causa de su relación con él y vivió muchos años en cuevas y al aire libre.  Era una situación que el no podía controlar ni cambiarla, sin embargo nunca dejo de confiar en Dios.  El sabía que si aún vivía era porque Dios  no permitía que su enemigo le encontrara.
Hoy es el tiempo de nosotros.  Nuestro enemigo no es un rey, pero si los problemas laborales, la mala administración de nuestro dinero, la falta de comunicación con nuestros hijos y pareja, la enfermedad de algún ser querido, el desamor producto de una relación rota, el vecino imprudente o abusivo, los compañeros del colegio que hacen mofa de nuestros defectos físicos, etc.  ES en esas situaciones que debemos confiar en que Dios nos ocultará de quienes hacen cosas que nos lastiman.  El nos defiende y guarda aun de nosotros mismos.
Confiemos en Dios.  El es el mejor refugio que podemos encontrar.

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