¿CUAL ES LA FUENTE DE NUESTRA FUERZA?


Cuando Dios libró a David de sus enemigos y de Saúl, David entonó este canto:
«¡Dios mío, yo te amo
porque tú me das fuerzas!
Tú eres para mí
la roca que me da refugio;
¡tú me cuidas y me libras! (2 Samuel 22:1-2)
¿Qué es aquello que nos motiva en nuestra vida?  ¿Quién es  aquel quien nos da fuerza para seguir por la vida?  Muchas veces no motivan nuestros intereses, nuestros deseos, la familia, los amigos y sin embargo muy poco alcanzamos.  Para David, su fuerza no estaba en su familia o pareja, en sus amigos, ni en sus intereses, ni tampoco en su religión.  Su fuerza era Dios mismo.
Dios no es un asunto de domingo.  No es la base de un principio religioso.  El es el único que en si mismo puede guiarnos, dar sentido a nuestra vida, sostenernos en los tiempo difíciles, caminar a nuestro lado y protegernos en cualquier situación.  El es nuestro amigo.  Nosotros lo reducimos a una experiencia religiosa o aun asunto cultural o de preferencia de pensamiento, sin embargo nada es más equivocado.  David entendía que sin Dios muy poco lograría en la vida y por ello se mantenía cerca de Él.  Para David Dios era su mejor amigo con quien compartía la vida y quien lo dirigía en la difícil tarea de vivir con eficiencia.
¿Dios es tu fuerza?  ¿Guía tu vida?  ¿Caminas con Él y has aprendido a amarle?  Si no es así, sin duda los momentos difíciles de la vida nos aplastaran y terminaremos siendo esclavos del pecado y los sentimientos negativos.

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