...Y A VECES NOS OLVIDAMOS DE DIOS


Los reyes de los pueblos de Canaán[a] se enteraron de que los israelitas habían derrotado a sus enemigos. Entonces se pusieron de acuerdo para pelear contra Josué y los israelitas.
Sin embargo, cuando los gabaonitas, que eran de la tribu de los heveos, supieron lo que Josué había hecho en las ciudades de Ai y Jericó, decidieron engañarlo. Algunos de ellos fueron a buscar alimentos, y los cargaron sobre sus asnos en bolsas ya gastadas y pusieron vino en viejos recipientes de cuero remendados. Se pusieron ropas y sandalias viejas y gastadas. Sólo llevaban pan seco y hecho pedazos, para hacer creer que venían de lejos.
Cuando llegaron al campamento en Guilgal, les dijeron a Josué y a los israelitas:
—Venimos de un país muy lejano. Queremos hacer un trato con ustedes.
Pero los israelitas les preguntaron:
—¿Por qué quieren hacer un trato con nosotros? ¿Cómo podemos saber que no viven cerca de aquí?
Los gabaonitas le respondieron a Josué:
—Queremos ponernos al servicio de ustedes.
Josué volvió a preguntarles:
—Pero, ¿quiénes son ustedes? ¿De dónde vienen?
Entonces los gabaonitas le contaron esta historia:
—Estimado señor, nosotros venimos de un país muy lejano, porque hemos sabido de las maravillas que ha hecho el Dios de ustedes. Nos enteramos de todo lo que él hizo en Egipto, 10 y también de lo que hizo con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, es decir, con Sihón rey de Hesbón y con Og rey de Basán, que vivía en Astarot. 11 Nuestros líderes y toda la gente que vive en nuestro país nos dijeron: “Llévense alimentos para un viaje largo, y vayan a encontrarse con el pueblo de Israel. Pónganse al servicio de ellos y pídanles que hagan un trato con nosotros.
12 ¡Fíjense en nuestro pan! Cuando salimos de nuestras casas todavía estaba caliente, pero ahora está seco y hecho pedazos. 13 Cuando llenamos estos recipientes de cuero con vino, eran nuevos; pero ¡mírenlos! ¡Están todos remendados, y nuestras ropas y sandalias están gastadas por tan largo viaje!”
14 Los israelitas aceptaron comer de esas provisiones, sin consultar a Dios. 15 Fue así como Josué hizo un pacto con los gabaonitas y prometió dejarlos vivir en paz. También los líderes de los israelitas se comprometieron a respetar ese acuerdo. (Josué 9:1-15)


Siempre tenemos muy buenas ideas según nosotros.  Ideas para educar a nuestros hijos, para aperturar un negocio, para invertir capital, para construir un matrimonio, para cursas una licenciatura, etc.  Siempre creemos tener la razón sobre lo que deseamos hacer y aun le ponemos texto bíblico para afirmar nuestra idea o intención.  Lamentablemente cometemos un grave error: nos olvidamos de consultar a Dios en los momentos más importantes de nuestra vida.

Israel creyó que era buena idea considerar a los gabonitas poco peligrosos, sin embargo estaban en el medio de una terrible trampa sin saberlo.  De acuerdo a sus valores y creencias lo que veían eran un pueblo pobre y desprotegido, sin embargo no era así.  Quizá pensaban que actuaban en misericordia o con los valores de Dios, quizá hasta espirituales se sentían con esa acción a favor de gente pobre, pero la verdad es que fueron engañados porque olvidaron a Dios.
A nosotros hoy nos pasa igual.  Creemos que sabemos qué hacer ante ciertas circunstancias, creemos que tenemos la razón en actuar de cierta forma con nuestros hijos o pareja, pensamos que sabemos qué hacer ante las demandas laborales y jefes abusivos.  a verdad es que en muchos casos nos autoengañamos.  Llegamos aun a esgrimir texto bíblicos para justificar nuestro proceder sin embargo en la realidad no hemos buscado a Dios para actuar como lo hacemos y por eso terminamos en medio de experiencias dolorosas victimas de nuestro propio engaño. Nos vemos envueltos en problemas matrimoniales, infidelidad, sobrepeso, indisciplina de nuestros hijos, bajo rendimiento laboral, ingresos precarios, etc.

Buscar a Dios para saber cómo actuar, que creer, que sentir, etc.  Es fundamental.  Reconocer que no sabemos qué hacer no es una debilidad sino la oportunidad de buscar la sabiduría y dirección de Dios para no caer en la trampa del maligno como le paso a Josué y los suyos.

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