¡SOPAS! Y QUE REPROBAMOS EL EXAMEN


Cuando se luchaba para conquistar el territorio de Canaán, muchos de los israelitas todavía no habían nacido. Por eso Dios dejó algunos pueblos cananeos, para que los israelitas que nunca habían combatido aprendieran a pelear. Dejó a cinco jefes filisteos, a todos los cananeos, a los sidonios y a los heveos que vivían en el monte Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta el paso de Hamat. Además, dejó a los hititas, amorreos, ferezeos y jebuseos. Con esos pueblos Dios también puso a prueba a los israelitas, para ver si obedecían las órdenes que él había dado por medio de Moisés. Pero los israelitas no obedecieron, sino que permitieron que sus hijos y sus hijas se casaran con gente de esos pueblos, y que adoraran a sus dioses. (Jueces 3:1-6)
En alguna ocasión quizá sacamos una mala nota en el colegio en nuestra época de estudiantes y seguramente, no fue una experiencia muy agradable.  Israel fue examinado por Dios para dejar claro las intenciones de su corazón y los resultados no fueron del todo buenos.
Hay cosas que Dios permite en nuestra vida.  Situaciones incomodas como la enfermedad, la escasez, el desamor, los malos resultados profesionales, los problemas familiares para que lo oculto de nuestro corazón salga a la luz y quede de manifiesto. ¿Por qué lo hace?  Porque somos dados a las apariencias.  Con facilidad con conformamos con aparentar ser y no con SER realmente.  Ante el hecho de que Dios dejará obstáculos en el camino, Israel en lugar de obedecer y enfrentarlos, se hizo parte de ellos y con ello trajo más dolor del que podrían vivir si hubieran obedecido.  A nosotros nos pasa igual y terminamos por nuestra desobediencia metidos en mucho sufrimiento y desesperanza.
Es tiempo de cambiar de actitud y volvernos a Dios.  Dejemos de lado la simulación y vivamos como hijos de Él.  Enfrentemos los retos que se nos presentan y evitemos ser parte de ellos como lo hizo Israel.  No nos conformemos con ser “hijos de domingo” sino caminemos por este mundo en la ruta de Dios a pesar de que sea obvio que vamos en el sentido opuesto a todos los demás. Obedezcamos a Dios pues el dolor de desobedecer en más y se vive con ello siempre.

Comentarios

Entradas populares