LO PRIMERO


—Entonces desháganse de esos dioses que todavía tienen, y prometan ser fieles al Dios de Israel. (Josue 24:23)
Ir tras otros dioses es muy fácil.  Con prontitud nos deslizamos tras otras cosas o personas y las hacemos el centro de nuestra vida. Israel fue advertido que no era funcional ni sano, adorar a Dios a los ojos de todos y en la intimidad del corazón aun vivir atesorando personas, cosas y situaciones por encima de Dios.
Muchas veces le damos a una persona un valor más alto del que debe tener en nuestra vida.  Ni tan siquiera Dios ocupa en nuestra vida un lugar tan preponderante como el que a veces asignamos a un hijo, a un novio, al esposo o esposa, a un amigo, etc.  Ello no es bueno.  Nadie nos ha amado como lo hace Dios, ni nos ha cuidado como Él ni nos ha defendido de la forma en que lo hace y sin embargo, aunque el domingo levantamos las manos y cantamos y le decimos que le amamos y que es nuestro Dios, en la intimidad de nuestro corazón alguien más ocupa el lugar que solo Él debe tener en nuestra vida.
Revisémonos y seamos honestos.  Desechemos de nuestra vida esta práctica tan común y volvámonos a Dios y démosle a Él el primer lugar de nuestra vida en palabra y en hechos, el domingo y el resto de la semana.

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