BENDICION Y VALENTIA



Cierto día, estando los israelitas en Guilgal, algunos de la tribu de Judá vinieron a ver a Josué. Entre ellos estaba Caleb, hijo de Jefuné el quenezita. Caleb le recordó a Josué:
«Tú bien sabes que nuestro Dios habló con Moisés en Cadés-barnea acerca de nosotros dos. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés me envió desde Cadés-barnea a explorar esta tierra. Y yo le conté la verdad sobre lo que había visto. Los que me habían acompañado asustaron a nuestra gente; en cambio, yo confié plenamente en mi Dios.
Aquel día Moisés juró que a mi familia y a mí nos daría la tierra por donde anduve, porque le fui fiel a Dios. 10 Eso pasó hace cuarenta y cinco años, y todo este tiempo que nuestro pueblo ha andado por el desierto, Dios me ha protegido, tal como lo prometió. ¡Mírame! Ya tengo ochenta y cinco años, 11 pero estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a explorar. ¡Y todavía puedo pelear! 12 Por eso te pido que me des la región montañosa que Dios me prometió aquel día. Tú bien sabes que los descendientes del gigante Anac viven en ciudades grandes y bien protegidas. Pero con la ayuda de Dios los podré desalojar, y así conquistaré esas ciudades, tal como Dios lo prometió». (Josue 14:6-12)

Jesús dijo que “el Reino de los cielos es de los valientes y que solo ellos lo arrebatan”  Vivir en la gracia es vivir con valor y arrojo.  Des cansar en Dios no es sinónimo de pasividad y conformismo, sino de entrega dinámica a la verdad y hechos del padres a fin de vivir todo aquello que El en fe ha dicho de nosotros.
Caleb había confiado en Dios.  Había sido el único que había creído en la bondad y poder de Dios y su vida se había basado en ello, y aun en su vejez el seguía creyendo que Dios le daría a él y a su familia nuevas victorias.
Hoy nosotros nos damos por vencidos con mucha facilidad.  Renunciamos a las bendiciones de Dios si llegar a ellas implica determinación de nuestra parte, si hay que enfrentar situaciones difíciles o si hay demandas que afrontar.   Ante la indisciplina de nuestros hijos nos damos por vencidos y gritamos con facilidad, ante los problemas con la pareja nos sentimos derrotados con facilidad, ante la enfermedad cedemos y aun decimos cosas como “MI enfermedad” como si tal asunto doloroso fuera un regalo, ante los problemas laborales reaccionamos con desanimo, etc.
Debemos de aprender de Caleb.  El siempre creyó en su Dios y camino en victoria.  Seguro que hubo días complicados, problemas y mucha incomodidad, pero jamás dejo de vivir en la bendición de Dios.  No te desanimes, no te des por vencido, has creído en un Dios que vive y reina con poder y que sus enemigos son el estrado de sus pies.  El pelea por ti y te llevará a su victoria si descansas en el y en poder de su gracia.

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